Los islamistas del Fatah al Islam amenazaron hoy con llevar la batalla al exterior del campo asediado de Nahr al Bared, donde el ejército bombardeó sus posiciones por decimonoveno día consecutivo para obligarlos a rendirse.
Esta pugna, que continúa sin el menor signo de una rápida solución, se agrava con atentados en todo el territorio de Líbano que las autoridades libanesas relacionan con los enfrentamientos en torno al campo de refugiados palestinos de Nahr al Bared, donde están atrincherados los islamistas.
«Golpearemos fuera del campo» si el ejército continúa «sus destructores bombardeos», declaró el portavoz del Fatah al Islam, Chahine Chahine.
«La mayoría de (los combatientes buscados) por el ejército cayeron como mártires en la línea del frente, o han sido heridos. Muy pocos de ellos participan aún en los combates», dijo.
El ejército libanés exige la rendición de los islamistas, en especial los implicados en el asesinato el 20 de mayo de 27 soldados en sus posiciones en torno a Nahr al Bared o de permiso en la región.
El movimiento palestino Fatah, que apoya al ejército libanés, dio a conocer en los últimos días la rendición de algunos miembros del Fatah al Islam a sus responsables en el campo. Según el Fatah, sólo 75 islamistas siguen combatiendo.
Además de esas rendiciones, el ejército quiere erradicar totalmente al Fatah al Islam del Líbano. El jefe del grupo, Chaker Abssi, ha sido condenado a muerte por contumacia por el asesinato de un diplomático estadounidense.
Los islamistas del Fatah al Islam afirmaron recientemente que se negaban a rendirse y que combatirían «hasta la última gota de sangre». El grupo había igualmente amenazado ya con llevar la guerra al exterior del campo.
El ejército bombardeó el jueves en la mañana de manera intensiva las posiciones del Fatah al Islam en el campo, según periodistas. Los combatientes replicaron con disparos de armas ligeras.
Un soldado libanés murió en los enfrentamientos, llevando a 105 el número de víctimas desde el 20 de mayo, entre ellas 46 soldados.
Densas columnas de humo se levantaban del campo, donde unos 4 mil refugiados, de un total de 31 mil, viven aún en condiciones difíciles.
Durante la pasada noche también se presentaron violentos combates con la participación de helicópteros que abrieron fuego contra posiciones de los islamistas. La calma volvió al mediodía.
El ejército comenzó a bombardear intensamente ese campo desde el 1 de junio, lo que fue interpretado por la prensa libanesa como «la batalla decisiva» por el control de Nahr al Bared.
Gracias a estos intensos bombardeos el ejército estrechó el cerco sobre el campo, donde se habían refugiado combatientes del Fatah al Islam de diversas nacionalidades árabes, vinculados ideológicamente a la red terrorista Al-Qaeda y supuestamente manejados por los servicios de inteligencia sirios.
Los combates se llevan a cabo en medio de una crisis política grave en Líbano, cuyo territorio es sacudido por atentados.
Una granada estalló el jueves al amanecer en un barrio cristiano de Beirut, averiando varios vehículos. Un total de siete atentados o explosiones han sacudido la capital y sus alrededores desde el 20 de mayo.
En el sur de Líbano la vida recobró su ritmo normal cerca del campo de refugiados palestinos de Ain Helue, donde enfrentamientos el domingo entre el ejército y el grupúsculo islamista Jund al Cham causaron cuatro muertos.
Las familias que habían huido de los combates regresaron a sus casas tras el despliegue de una fuerza palestina para asegurar la seguridad en el campo.