Amenaza del clima crece y el tiempo apremia


Vista aérea de los destrozos provocados por las lluvias recientemente en Panamá. De nuevo, una conferencia intenta revisar el problema climático mundial y exigir soluciones a los estados. AFP

La conferencia de Naciones Unidas sobre el clima buscará, del 1 al 12 de diciembre en Poznan (Polonia), soluciones al calentamiento del planeta, una amenaza cada vez más precisa, cuyos efectos devastadores se aceleran, según revelan los trabajos cientí­ficos.


«Se prevé antes de finales de este siglo un salto climático que podrí­a ser equivalente al que el planeta dio en 10 mil años», recordó el cientí­fico francés Claude Lorius, especialista de glaciares.

En ví­speras del inicio en Poznan de las negociaciones internacionales para encontrar un acuerdo que tome el relevo del Protocolo de Kioto cuando éste llegue a su fin en 2012, numerosos cientí­ficos dan la alarma sobre la urgencia de tomar medidas.

La ciencia «sigue recordándonos que el tiempo apremia y que debemos, de forma rápida y firme, reducir nuestras emisiones» de gases con efecto invernadero, resume el climatólogo estadounidense Peter Frumhoff.

La gran referencia cientí­fica en materia de calentamiento del planeta es el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), que en 2007 ganó el Premio Nobel de la Paz junto al ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, por su trabajo de investigación y sensibilización de la opinión pública.

En su último informe, publicado en 2007, el IPCC afirmaba que el cambio climático es ahora un hecho «inequí­voco» debido, casi con certeza, a actividades humanas como la utilización de combustibles fósiles, la deforestación o ciertas prácticas agrí­colas y ganaderas.

En cuanto a sus efectos, parecen manifestarse más rápido de lo previsto inicialmente.

«El hielo del mar Artico desaparece más rápidamente de lo que habí­amos anticipado», reconoce la estadounidense Susan Solomon, que preside uno de los grupos de trabajo.

Otra cuestión, más controvertida, es la amplitud del deshielo del casquete polar, que recubre el continente antártico y Groenlandia. Se trata de un debate crucial porque, a diferencia del hielo en el mar, este deshielo provoca una elevación del nivel de los océanos, que amenaza a decenas de millones de personas en todo el mundo.

«Seguimos sin saber», reconoce Solomon, subrayando que si bien el desprendimiento de inmensas plataformas de hielo es impresionante no es fácil sacar conclusiones.

El IPCC, que inicialmente habí­a previsto una elevación del nivel del mar de 18 a 59 cm a finales de este siglo, ha renunciado a dar una nueva horquilla debido a la gran incertidumbre que reina sobre el tema.

Algunos investigadores hacen ahora alusión a una crecida que podrí­a alcanzar hasta dos metros en 2100.

«Que lo hayamos subestimado en 10, 20, 30, 40 cm es posible. Pero los que hablan de más de un metro no tienen ninguna base cientí­fica. Hay que ser rigurosos», responde el climatólgo Jean Jouzel, miembro del IPCC.

Más allá de la publicación de innumerables estudios en las revistas especializadas, la urgencia climática plantea sobre todo la cuestión de qué lugar deben ocupar los cientí­ficos en el debate.

Para Frumhoff, autor de una carta abierta firmada por 1.700 cientí­ficos y economistas estadounidenses, la «inercia polí­tica» ante la urgencia climática justifica un posicionamiento más militante de los cientí­ficos.