Benedicto XVI llegó hoy a Ankara, donde, contra todo pronóstico, fue recibido por el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en un gesto que mitiga la tensión acumulada a raíz del discurso del Papa en Ratisbona.
A la luz de las últimas declaraciones y concesiones respectivas, se palpa un neto descenso de la crispación que se había instalado entre el Vaticano y el gobierno turco hace casi tres meses tras unas citas del Papa que relacionaban al islam y la violencia.
Erdogan, reacio en un primer momento a recibir al Papa a su llegada a Turquía, se acercó al pie de la escalerilla del avión, poco después de haber afirmado que la visita del jefe de la Iglesia católica contribuirá «a la paz mundial».
«Sabemos por nuestros trabajos en favor de una alianza de civilizaciones que esta visita, a la que concedemos importancia, contribuye a la paz mundial», declaró Erdogan durante una reunión del grupo parlamentario de su partido, conservador y de corte islámico.
Turquía es uno de los máximos defensores de esta Alianza de Civilizaciones, impulsada en 2004 por presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para acercar las instituciones y la sociedad civil con vistas a superar prejuicios.
El Papa, por su parte, durante una conferencia de prensa improvisada antes de embarcar en el avión que lo trasladó de Roma a Ankara, afirmó que la finalidad de su viaje es lograr «un compromiso para la comprensión y el diálogo entre las culturas» aprovechando el hecho de que Turquía es «un puente entre las culturas» occidental y musulmana.
Tras el excepcional recibimiento que alteró el protocolo, según el cual el sumo pontífice tenía que haber sido acogido por el ministro de Estado Besir Atalay, el jefe del gobierno turco conversó unos minutos con el Papa antes de emprender un viaje a Letonia para asistir a una cumbre de la OTAN.
«Le expliqué que el islam es una religión de amor y tolerancia, y el Papa está de acuerdo conmigo», comentó Erdogan poco después del encuentro.
«Siempre miraremos hacia el futuro. No podemos construir nuestro futuro sobre el odio y el antagonismo», afirmó Erdogan, añadiendo que le había pedido su apoyo para la adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE) y éste había aceptado.
A continuación, el Papa se desplazó a un lugar emblemático en este país aconfesional: el mausoleo de Mustafá Kemal Ataturk, quien proclamó la República en 1923. Allí, precedido por una guardia de honor, y flanqueado por su comitiva papal, hizo una ofrenda floral, se mantuvo en silencio unos minutos con las manos enlazadas y se inclinó ligeramente ante el lugar que alberga los restos mortales del «padre de los turcos».
Está previsto que el Papa se reúna con el presidente turco, Ahmet Necdet Sezer, y el viceprimer ministro, Mehmet Ali Sahin.
La excepción a esta jornada de marcado carácter político será la reunión que mantendrá con el principal responsable de Asuntos Religiosos, el gran mufti Ali Bardakoglu, quien criticó con vehemencia su discurso de Ratisbona.
El Papa terminará su ajetreada jornada con un encuentro con el cuerpo diplomático.
Horas antes de su llegada, Ankara se blindaba para recibir al Sumo Pontífice, con policías apostados en todas las carreteras que confluyen hacia el aeropuerto y artificieros que inspeccionaban los túneles.
Aparte de potenciar el diálogo intercultural, este viaje, el más difícil de los que emprendió el Papa alemán desde que llegó al trono de Pedro en abril de 2005, se centrará en el diálogo ecuménico católico-ortodoxo, por lo que se reunirá con Bartolomeo I, patriarca ecuménico ortodoxo de Constantinopla.
En el transcurso de su viaje, el Sumo Pontífice irá a Efeso (oeste) y a Estambul, la antigua Constantinopla, donde visitará el Museo de Santa Sofía, una ex basílica bizantina, y la Mezquita Azul.
El viernes, en su último día, concelebrará una misa en la Catedral del Espíritu Santo, uno de sus escasos actos litúrgicos en un país donde 99% de la población es musulmana y los católicos no representan más que 0,04%, según datos del Vaticano.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó hoy haber obtenido el apoyo de Benedicto XVI para la entrada de Turquía en la Unión Europea (UE), tras mantener una breve reunión con el Papa en Ankara.
«Le pedí su apoyo en nuestro camino hacia la Unión Europea. El dijo: Nosotros queremos que Turquía forme parte de la Unión Europea «, afirmó Erdogan a los periodistas.
En 2004, durante el pontificado de Juan Pablo II, el cardenal Joseph Ratzinger declaró públicamente que una entrada de Turquía en la UE sería «un gran error», una opinión personal que no reflejaba la posición oficial del Vaticano.
El domingo, un portavoz del Vaticano declaró que Turquía debería ser autorizada a entrar en la Unión Europea si cumple todos los criterios fijados por el bloque.
«No nos oponemos a la pertenencia de Turquía a la UE», afirmó ese portavoz, Federico Lombardi.
Ofrenda floral
El papa Benedicto XVI realizó una ofrenda floral hoy por la tarde en el mausoleo de Ataturk e hizo suyas las palabras del fundador de la Turquía moderna, «paz en la patria, paz en el mundo», firmando en el libro de oro del mausoleo.
Una guardia de honor llevó la corona de flores blancas y rojas y la depositó sobre la tumba de Mustafá Kemal Ataturk, el monumento más visitado de Ankara.
Rodeado de guardaespaldas, el Sumo Pontífice permaneció unos minutos en silencio frente a la tumba, con las manos entrelazadas. Luego firmó en el libro de oro del mausoleo.
«En esta tierra, punto de encuentro y encrucijada de diversas religiones y culturas, bisagra de Asia y Europa, me complace hacer mías las palabras del fundador de la República turca para expresar este deseo: paz en la patria, paz en el mundo «, escribió según el texto italiano que fue difundido a la prensa.
Antes de partir de Roma, el Papa comentó a los periodistas que Ataturk «tenía la Constitución francesa como modelo para la reconstrucción de la Turquía moderna», recalcando que «en las raíces de la Turquía moderna se encuentra el diálogo con la razón europea, con su pensamiento, con su estilo de vida, para ser aplicados en un contexto histórico y religioso diferente».
«Por tanto, el diálogo entre la razón europea y la tradición musulmana se inscribe dentro de la existencia de la Turquía moderna», agregó.