Una inspección por el municipio de Amatitlán -uno de los más afectados por las lluvias- y municipios aledaños, es un caso paradigmático de la situación del país a nivel nacional, donde la mortandad y la destrucción prevalecen luego del paso de la tormenta tropical Agatha y la erupción del volcán de Pacaya.
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Las familias que viven en las cercanías del lugar, principalmente en las aldeas El Zapote en Villa Canales, y Playa de Oro, en San Miguel Petapa, sufrieron los embates de la erupción del volcán de Pacaya y recientemente el paso de la tormenta tropical Agatha.
Los afectados relatan que la erupción del volcán provocó que los techos de láminas de sus viviendas se quemaran o se perdieran; «mi casa no tiene techo y mi familia está mal, además de unas 160 familias», dice Juan Antonio Roque, vecino de la aldea Pepinales.
«El volcán se llevó a dos de mis sobrinos y mi hermana está en el hospital, ella perdió todo, al igual que yo; mi casa no tiene techo, por favor, necesita láminas», dice Yuri Guzmán, otro de los afectados.
Los vecinos indican que apenas se reponían de la erupción del volcán, cuando la tormenta les provocó más estragos.
Viviendas humildes, ubicadas en varias aldeas de San Miguel Petapa y Villa Canales, quedaron sumergidas bajo el agua, y se llevó todos los bienes y la poca comida que tenían.
«Mi familia y yo nos estamos muriendo de hambre, necesitamos ayuda, apenas ayer recibimos una bolsita de comida y mis hijos solo pudieron comerse una tortilla», dice Rodrigo Villeda, residente de la aldea El Zapote.
Los guardianes de los chalets ubicados en los alrededores del lago de Amatitlán, indican que el sábado, cuando llovió, pensaron que quedarían bajo el agua, que se entró en esas casas y representó una amenaza, dice ílvaro González.
DAí‘OS EN EL AMBIENTE
Las personas no fueron las únicas afectadas por los fenómenos naturales, pues el que antes era el río Michatoya se secó completamente; el lodo soterró los canales que permitían que este río recibiera el vital líquido del lago de Amatitlán.
Pablo Méndez, de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (Amsa), refiere el hecho irónico de que después de que el río Michatoya se desbordara, ahora está seco, por un bloqueo en el desfogue del lago.
De acuerdo con Manuel Cano, jefe de la limpieza del lago de Amsa, otro problema latente es la cantidad de basura que se acumuló en la desembocadura del río Villalobos, pues se calcula que hay al menos 50 mil metros cúbicos de basura, que son un contaminante.
Cano teme que las fuertes lluvias del invierno provoquen daños al trabajo realizado para proteger al Lago, pues allí se colocaron varias bardas para que la basura no sobrepase y contamine.
La cantidad de zancudos es un riesgo, afirman los pobladores, pues éstos pueden provocar una epidemia de dengue.
El panorama es desolador, las secuelas de los fenómenos naturales causaron daño y pérdida a los residentes de estos lugares, que luchan por sobreponerse de la tragedia.
Los cuerpos de socorro informaron sobre los estragos que causaron las fuertes lluvias de ayer, donde los departamentos de Zacapa y Santa Rosa, sufrieron las secuelas de las torrenciales lluvias. Según se ha dado a conocer en Zacapa está desaparecido un niño y los bomberos evacuaron a varios residentes de las aldeas de esos lugares.
Los vecinos de la capital y del interior del país indican que existe un riesgo latente por las lluvias, pues la temporada de invierno apenas inicia y ya se reportan al menos 158 personas muertas y otras más desaparecidas.