Más de un cuarto de millón de habitantes obligados a evacuar una amplia área del suroeste del Japón a causa de extensas inundaciones pudieron regresar hoy a sus viviendas, pese a que los meteorólogos advirtieron que aún no ha amainado todo el peligro de que se produzcan nuevas lluvias torrenciales que causaron la muerte a por lo menos 28 personas durante el fin de semana.
Miles de viviendas y cientos de carreteras registraron daños y se reportó de cientos de derrumbes de lodo. Los militares transportaron alimentos por helicóptero a los distritos aislados por las inundaciones.
En Yame, unas 69.000 habitantes de la prefectura de Fukuoka, 74 personas en tres áreas separadas quedaron varadas por las aguas.
«Nuestra región es afectada por las lluvias torrenciales cada año, pero nunca habíamos experimentado algo así», destacó una empleada municipal, Kumi Takesue.
«Los arrozales y los caminos todos estaban cubiertos por las aguas por igual y no se les podía distinguir», agregó.
Las autoridades locales incrementaron a 28 la cifra de muertos por las torrenciales lluvias en partes del norte de la región Kyushu y hay seis personas desaparecidas en Kumamoto, Oita y Fukuoka, reportó Kyodo. La mayoría de las víctimas tenía entre 70 y 80 años.
En Yame, un hombre de 70 años murió luego de ser alcanzado por un deslave, mientras que otro falleció en Yanagawa después de ser rescatado de su vehículo que cayó a la esclusa de un canal de riego, dijeron las autoridades locales según Kyodo.
En la prefectura de Kyoto, al oeste de Japón, la lluvia alcanzó hasta 90 milímetros (3,5 pulgadas) por hora e inundó unas 100 casas en Kameoka y Kyoto, la antigua capital del país.
La Oficina Meteorológica de Japón informó que lo peor ya pasó, aunque prevé que habrá más lluvia y tormentas en algunas áreas el lunes.
Las órdenes de evacuación fueron suspendidas gradualmente, permitiendo el retorno de los habitantes desde la noche del domingo.