Álvaro Arzú degrada su dignidad a los capitalinos


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En su egoísta afán de utilizar a la Municipalidad, la Presidencia de la República y el poder político obtenido a través de los años como herramientas para satisfacer su insaciable voracidad; por medio de astucia, abuso, prepotencia, corrupción y engaño, el marrullero alcalde de la Capital de Guatemala, Álvaro Arzú Irigoyen, dentro de su ignorancia académica (únicamente pasó por enfrente de la universidad), ha logrado arrasar, crear caos y quitar gran parte de su dignidad a los capitalinos.

Roberto Arias


Las argucias utilizadas por este sujeto arraigado en la alcaldía municipal son muchas y, este pueblo sin mucho conocimiento sobre sus derechos ciudadanos, inadvertidamente cae en ellas sin percatarse de que simplemente le sigue el juego a Arzú, para sus fines comerciales personales en la alcaldía y en otras instancias.

El último embuste es “Tu ciudad canta”. “Pero canta por no llorar” dijo una señora en la fila del cine. Puso pista de patinaje en el hielo, en el Parque Central y da de comer tamales a quienes con gran necesidad llegan frente a la municipalidad para Nochebuena. Todo es auspiciado con dinero que le paga honradamente el cordial lector con sus arbitrios municipales. ¡Arzú sabe crear sortilegios baratos para babosear a la gente, mientras con la otra mano les saca de la bolsa hasta lo que no tienen por medio de los instrumentos municipales e institucionales que toca!

La muestra está a flor de piel diariamente en la Capital. Durante el mes de enero, la mayoría de las zonas capitalinas han estado sin aprovisionamiento adecuado de agua potable. Cuando “se va” el agua en una zona o distrito, es vox pópuli que se debe a que desvían el torrente principal del agua para llenar las pipas o camiones cisterna que sirven para surtir de agua, a precio oneroso, a la población que carece del servicio. Testigos afirman que esto se realiza con la venia de los nuevos alcaldes y alcaldesas auxiliares nombradas a dedo por Álvaro Arzú y, lógicamente en complicidad con el susodicho.

Cientos de miles de ciudadanos caen en la desconsolada situación de tener que calentar agua en ollas para bañarse por la mañana con el consiguiente costo de tiempo y combustible, porque el agua que surte “Tu Muni”, cuando a veces surte un poquito, no tiene presión ni siquiera para subir a las regaderas, menos aún a los “tinacos”, mientras los ciudadanos pagan mensual y puntualmente la factura del agua… que van a vender, a precio de oro, los camiones cisternas a las casas donde soliciten el agua con el fin de llenar toneles y recipientes plásticos, para satisfacer las necesidades hídricas en los paupérrimos hogares que carecen totalmente del servicio. Quienes tienen cisternas subterráneas bajo sus casas no se percatan de este crimen de lesa humanidad que se comete en contra del conglomerado más pobre de la ciudad, de acuerdo a lo dictado por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

Es fácil deducir que la capital más grande de Centroamérica ha servido como herramienta para terminar de alimentar, a rompe y rasga, la voracidad de este individuo que le ha quitado a los capitalinos de una manera legaloide, además de su dinero, sus calles y otros terrenos municipales… enormes rasgos de su dignidad humana. Una ciudad con carestía de agua es una ciudad o un país que, literalmente, no puede desarrollarse. Eso es fundamental.

Es bastante lógico pensar que a Álvaro Arzú, el desarrollo capitalino y sus ciudadanos le valen madre, como decía la tía Catocha. Como Arzú parece ser de los principales testaferros de la supercúpula económica, el único interés que aparenta es desarrollar sus múltiples edificios, colonias y cuentas bancarias al máximo. No olvidemos que militó en las filas del Movimiento de Liberación Nacional, de ultraderecha y de ideas totalmente conservadoras… de donde lo echaron por abusivo.