Alternativas para la lucha contra el narcotráfico… ¿Cuáles?


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Después de proponer la despenalización de las drogas, el presidente Otto Pérez Molina dio un giro a su propuesta hacia una discusión regional sobre “nuevas estrategias alternativas para el combate al narcotráfico”, el principal tema propuesto para la Cumbre de la Organización de Estados Unidos que se celebrará en el país; pero, ¿cuáles son las otras rutas y estrategias contra el narcotráfico?

POR EDER JUÁREZ
ejuarez@lahora.com.gt

La falta de discusión a lo interno de la sociedad se refleja en el desconocimiento del tema en distintos sectores, que por el momento solo proponen un abordaje de salud como alternativa.

Es claro que el combate al narcotráfico en los últimos años no ha dado buenos resultados, pues a su paso ha dejado cientos de muertos en procesos violentos que han impregnado a municipios y departamentos enteros de terror por los enfrentamientos armados que ha ocasionado la lucha contra quienes se dedican a este delito.

Contrario a esto, el Gobierno de Guatemala ha manifestado su interés en buscar alternativas que ayuden a combatir el narcotráfico, sobre todo a nivel regional. Sin embargo estas no se han dado a conocer ni dentro ni fuera del país, a pesar que en un nivel discursivo el presidente Otto Pérez Molina ha insistido en la necesidad de buscar nuevas alternativas para enfrentar este flagelo más allá de la penalización.

Sandino Asturias, director del Centro de Estudios de Guatemala (CEG), considera que el  discurso del Gobierno es contradictorio. Es obvio que las estrategias para combatir el narcotráfico han fracasado y sobre todo las que han militarizado los planes de seguridad, señala.

Entonces hay que ser coherentes y “no se puede hablar de nuevas alternativas y profundizar el combate militar”, dijo Asturias, pues “es allí donde radica la contradicción del discurso”, en referencia a los despliegues militares donde el narco es una amenaza constante y a la vez, no existen planes para prevenir el consumo.

Asturias indica que se deben buscar nuevas alternativas, sobre todo para evitar el consumo de narcóticos, pues en este aspecto se trata de un problema de salud pública y no de criminalidad.

Así surgen de nuevo las contradicciones. Por un lado se propone en el Congreso de la Republica bajar la edad para procesar penalmente a los jóvenes hasta los 14 años, es decir, “todo lo que dicen es contrario a lo del mecanismo de buscar nuevas rutas, en las que se deberían contemplar programas de salud” para alejar a los niños y jóvenes de participar en la criminalidad. Para eso no hay iniciativas de Ley.

Según el analista, hay una diferencia entre lo que las autoridades “dicen” y lo que “hacen”, pues se ha introducido al Ejército para combatir el narcotráfico, o a las tropas norteamericanas a través de la Operación Martillo, militarizando el combate al narcotráfico, que es “lo mismo de siempre y lo que ya está fracasado”.

Asturias indica que “el problema que tenemos con este Gobierno es que aquí no ha hecho ninguna propuesta”. “Las propuestas las han hecho afuera y aquí no sabemos el contenido de la propuesta alternativa del Presidente”, refiere.

Pero también se dice que se debe entender que si Estados Unidos es el mayor consumidor de droga en el mundo difícilmente nuestro país podrá hacer algo. “Es un problema global que tiene que ver con la oferta y la demanda, y en nuestra posición nos encontramos en medio de la oferta y la demanda, entonces tiene que intervenir en las soluciones una política diferente de Estados Unidos frente a los consumidores y frente los grandes consumidores del mundo de drogas”, apunta.

SIN PROPUESTAS NI ESTRATEGIAS.

Entre tanto, Carmen Rosa de León Escribano, del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES),  indica que efectivamente lo que se está buscando es que se plantee una propuesta alternativa, esto es, una iniciativa diferente, pero es algo que hasta ahora no se ha logrado discutir.

Según De León Escribano, lo único que se ha planteado es la liberalización del consumo, lo cual es preocupante, porque no se puede plantear una liberalización del consumo si no tiene un sistema de salud que les dé cobertura a los consumidores.

“Lo que más bien deberíamos discutir sería los problemas que genera el narcotráfico, que tiene que ver con tránsito y con corrupción de la institucionalidad”, dice De León Escribano.

Además expresa que cuando el Presidente se refiera a las “alternativas” debería discutir entre todos los sectores cuáles pueden ser las nuevas rutas, pero que hasta ahora nadie lo ha dicho.

“Liberalizar el consumo es lo único, pero eso es muy general. Si liberalizamos nos meteremos en una problemática de más drogadicción cuando no hay un sistema de salud que lo pueda responder”, advierte

“No hay propuestas ni estrategia a la par de despenalización; se habla de despenalización, pero sobre todo en el consumo y no se habla de otras soluciones”, aseguró la entrevistada.

De León Escribano indica que el narcotráfico, al igual que el tráfico de armas, no se puede trabajar individualmente en un país, porque son problemas y amenazas regionales.

“¿Por ejemplo, de qué sirve que Guatemala esté muy fortalecida en el combate al tráfico ilícito si El Salvador y Honduras no realizan nada en sus fronteras? Definitivamente, si es un problema regional, si no hay acuerdos regionales no funciona de la mejor manera”.

Deberá ser un acuerdo regional para empezar un combate, pero si no se atacan todos los puntos del negocio, no se tendrá ningún efecto, aseguró.

UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

Adrián Chávez, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC), indica que el problema del narcotráfico se ha convertido en un tema de salud pública, pero considera que asignarle la responsabilidad de atender una problemática de esa  magnitud a un solo ministerio es algo complejo y sumamente arriesgado.

“Entonces, es una situación complicada y es el principal problema cuando se abordan en un solo ministerio. En realidad lo que esto significa y representa es una coordinación sectorial e intersectorial y obviamente la asignación de recursos para realizarlo.

“El problema de la drogadicción es un problema de salud pública”, entonces los recursos deben ser orientados a la prevención, pero sobre todo a la promoción de la salud en el país. Ciertamente es un problema de salud pública, pero que obedece a causas estructurales, que van mucho más allá de lo que puede hacer un ministerio como el de Salud” indica Chávez.

Según el analista, los retos para el Ministerio de Salud serían grandes. Primero debería realizar esfuerzos para cambiar el modelo de atención que actualmente se tiene, pues “la mayoría de las acciones del Ministerio de Salud son enfocadas  a las personas individuales, y eso denota que se tienen grandes retos para establecer acciones concretas enfocadas, no solo en las personas, sino en las familias y comunidades”.

Si el Ministerio de Salud continúa desarrollando sus políticas como hasta ahora las ha enfocado en las personas, muy probablemente las intervenciones que se hagan no lograrán ser efectivas. “Tiene que trascender en la prevención y promoción de la salud, enfocándose principalmente en las familias y a toda la comunidad, y de esa forma evitar y prevenir la drogodependencia”.

Chávez considera que las “nuevas rutas contra el narcotráfico” merecen una discusión interna, antes de que se planteen en el exterior, pues de la sociedad guatemalteca pueden surgir buenas propuestas para evitar más derramamiento de sangre en el combate frontal al narco.

DE GUATEMALA
CINCO PROPUESTAS

El Ejecutivo plantea cinco temas principales para el combate al narcotráfico como alternativas a la par de la despenalización:

1. Fortalecimiento de los sistemas de salud para la prevención y tratamiento de la drogodependencia.

2. Reducción de la violencia y los delitos conexos a los estupefacientes, partiendo del Estado como promotor de paz.

3. Disminuir el tráfico de armas y el lavado de dinero.

4. Analizar la opción de legalizar algunos cultivos que son importantes para determinadas poblaciones, y promover el desarrollo económico local a partir de estos.

5.  Estudiar la posibilidad de descriminalizar el consumo de drogas.

DE ESTADOS UNIDOS
POLÍTICA ANTIDROGAS

La administración de Obama publicó recientemente la Estrategia Nacional para la Política de Drogas de 2013.

El plan de acción delinea el apoyo para la más amplia expansión del  tratamiento de rehabilitación de drogadictos que haya visto Estados Unidos en generaciones. Asimismo, destaca reformas a las Políticas de Drogas, las cuales tratan la drogadicción como un problema de salud pública, no sólo como una cuestión de justicia penal.

Gil Kerlikowske, director de la Oficina de Política para el Control Nacional de Drogas, dijo que el plan, el cual está basado en datos científicos, contiene una serie de más de 100 medidas concretas para reducir el consumo de drogas y las consecuencias de su uso, ampliar la prevención, el tratamiento y alternativas al encarcelamiento por el consumo.

La Estrategia también detalla pasos para apoyar una política que es «inteligente contra el crimen», una política contra drogas que protege a las comunidades nacionales e internacionales contra el crimen relacionado con las drogas, mientras que envía al tratamiento, en lugar de a la cárcel, a los delincuentes no violentos con infracciones asociadas al uso drogas.

Como parte de este enfoque, la estrategia destaca prometedoras reformas a la ley penal, incluyendo a los tribunales de drogas y programas de libertad condicional que reducen las tasas de encarcelamiento, junto a programas policiales al nivel comunitario que ayudan a poner fin al ciclo de consumo de drogas, a la delincuencia y al encarcelamiento, mientras concentran sus recursos limitados en el control de  delitos más graves.