Galería Carlos Woods, arte antiguo y contemporáneo.
Exposición hasta el 25 de noviembre
Altares de cristal es una serie de piezas tridimensionales que se encuentra cercana a la investigación del arte cinético, cuya esencia iba dirigida a la desmaterialización de la escultura. La reciente propuesta de Habie ahonda en el aspecto de la sugerencia y de la adivinanza, pues con los hilos estrictamente justos ?hilos sólidos de alambre? dibuja, en tres dimensiones, cuerpos que poco tienen de cuerpo y mucho de etéreo.
Altares de cristal que, suspendidos y girando con pausa y poca prisa, dejando destellos en el aire y señalando sombras en las paredes, son y cumplen cabalmente su naturaleza: ser altares, ser sitios donde se hacen ofrendas. Lissie Habie erige, a través de esta muestra, altares que ofrecen un homenaje a la vida desde el ámbito interior con su proyección lumínica y espiritual.
Se trata de esculturas etéreas que se asoman a lo espiritual porque el cuerpo apenas se encuentra sugerido y aparece poblado de puntos de fuerza: infinidad de pequeños cristales. De tamaño natural y suspendidas en el aire, estas figuras parecen enormes gemas que titilan tímidamente y giran regalando su esplendor. Ajenas a las pulsiones de un mundo exacerbado por la ausencia de serenidad, reflejan el señorío de pertenecer a otro mundo donde lo importante poco tiene que ver con las prisas y los apremios. Estas piezas provienen de un «más allá» al que le es afín la quietud y el sosiego. De allí la coherencia transparente de esta propuesta, pues desde sus materiales, sus dimensiones, su montaje, su tímido colorido alumbra y señala ese mundo de donde proviene.
A lo largo de su trayectoria, Lissie ha ido marcando ese paulatino avanzar suyo hacia adentro, ese viaje hacia su interior. Viaje que no es otro, sino el descubrimiento de la propia identidad y del propio ámbito de atesoramiento personal. No hay duda que es una artista que ha conquistado un terreno intangible y en esta próxima muestra suya lo ha sugerido con la luz, el aire y el movimiento. Lissie ha aprendido la lección: el arte pone de relieve los propios límites. Límites del artista y límites del espectador. El arte permite toparse con la finitud de las apariencias porque contempla acechante lo que está más allá de las mismas. Eso infinito que sale al paso en cada arista de la vida, pero que permanece oculto para muchos resulta la esencia de la búsqueda de los artistas. Lissie ha sabido buscar y ha trabajado abriendo las ventanas y anunciando lo interminable. Por eso, esta muestra pone de relieve ese misterio intangible escondido en lo tangible y permite acercarse a ese abismo como una ofrenda de luz.