Antes que nada quiero ofrecer mis disculpas a los lectores sobre mi ausencia de dos semanas, pero ya estoy aquí de nuevo con bríos renovados y el entusiasmo de siempre para seguir compartiendo con ustedes cada martes. Desde la vez anterior vengo escribiendo sobre las lecciones que como individuos podemos aprender de la actuación de la selección guatemalteca de futbol en la Copa de Oro, en la anterior columna escribía sobre la primera que es “Dejar de pensar como perdedoresâ€, ya que en la manera que nosotros transformemos nuestra manera de pensar, iremos transformando nuestra manera de vivir, nuestros logros y nuestros sueños. La lección de la cual trataremos el día de hoy tiene mucho que ver con el compromiso que cada uno debe tener con los resultados, un compromiso que no puede ser negociable.
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2. Dejar de conformarnos con la mediocridad. Al final del partido, en el cual fuimos derrotados por la selección de México y posterior al empate con Honduras, la derrota con Jamaica y la obvia victoria contra Granada, técnico y jugadores comentaban sobre la satisfacción del papel realizado, de igual manera dirigentes y algunos comentaristas apoyaban estas opiniones. Yo digo, ¡perdimos!, perdonen pero no hay nada que celebrar o de que sentirse satisfecho, en la vida o se gana o se pierde. No nos alcanza hacer un buen papel para lograr nuestras metas y sueños, no nos alcanza hacer un buen papel para sacar adelante a nuestra empresa, no alcanza con hacer un buen papel para llevar a nuestra familia al sitio donde merece estar. Lo único que cabe en el rendimiento de los individuos, las empresas y los países es la efectividad y la excelencia. O hacemos las cosas excelentemente o no hay de que enorgullecerse, nuestro único orgullo debe ser lo realizado con excelencia. Esto está muy relacionado con nuestra forma de pensar y algunos comentarios la ilustran de una forma muy clara; sólo perdimos 2 a 1, los muchachos jugaron con el corazón, se perdió luchando. Comentarios que tratan de pintar a la derrota más bonita, pero sigue siendo derrota. Comentarios que solamente buscan excusar el no haber alcanzado el objetivo.
Si queremos ser triunfadores no nos puede satisfacer nada más que la victoria, si bien es cierto las derrotas no nos van a destruir, tampoco tienen que ser motivo de satisfacción, simplemente son lecciones que debemos aprender para conocer que camino no debemos tomar.
De este partido podemos aprender más lecciones, que seguiremos compartiendo en las semanas siguientes con el objetivo de ir cambiando nuestra forma de pensar y enfrentar los desafíos con el espíritu de la victoria.
Recuerde, los ganadores dan resultados, los perdedores dan explicaciones. Sea efectivo. í‰xito en todo.
*Asesor en efectividad y alto desempeño