¡Aló! señor Comandante General del Ejército


La decisión del presidente Colom autorizando la desclasificación de los archivos del Ejército debe ser analizada bajo tres aspectos: Polí­tico, jurí­dico y de seguridad.


En el aspecto polí­tico es indudable que el Presidente quiere quedar bien con los grupos de derechos humanos que han hecho de esta materia un negocio, un modo de vida. Pero con esta decisión, al mismo tiempo, traiciona a todos aquellos que, en su momento, defendieron al Estado y la ley, y quienes además le han venido apoyando en su trayectoria como empresario exitoso y funcionario público probo. Adicionalmente, las declaraciones del Presidente, dentro del contexto dónde las dijo, pueden percibirse como burda politiquerí­a, dejando a un lado las promesas de paz, reconciliación y unidad nacional que tanto exalta.

En el aspecto jurí­dico, tomando como base el Artí­culo 30 de la Constitución Polí­tica de la República, la decisión del Presidente serí­a inconstitucional, violando el Estado de Derecho que él tanto proclama defender. Más bien, en su calidad de Presidente de la República y Comandante General del Ejército, Colom, podrí­a elaborar una iniciativa de ley que desarrolle el Art. 30 constitucional a la luz del interés nacional, de la seguridad y el bien común. Una iniciativa que en primer término contemple los criterios o normas que manejan los historiadores en el sentido de dejar como mí­nimo un lapso de 50 ó 100 años para darlos a conocer, siempre y cuando éstos no afecten al interés y seguridad nacional. Y, en segundo término, para no cometer el error que se dio con los archivos encontrados en la Policí­a Nacional, los cuales están siendo manipulados por un excombatiente de la URNG, lo que podrí­a provocar la alteración de los documentos o incorporación de documentos falsos, constituyéndose en prueba contaminada en futuros juicios que se intenten realizar.

Por otro lado, desde el punto de vista de la equidad, aún se desconoce los listados completos de los que pertenecieron a la guerrilla, de los hechos realizados y de aquellos que fallecieron para efectos de ir en pos de la verdad. Bajo este criterio, también se desconoce en dónde la guerrilla enterró a sus muertos y los nombres de quiénes están ahí­ enterrados. Con esta información se podrí­a establecer sí­ realmente las personas que aducen ciertas organizaciones de derechos humanos están desaparecidos o más bien murieron en las acciones guerrilleras.

En el aspecto de Seguridad, este es el más afectado, ya que al no respetarse la garantí­a constitucional de confidencia, la información y denuncias relacionadas con la narcoactividad, terrorismo y maras comunicadas a las instituciones de seguridad por guatemaltecos responsables, quedarí­an expuestas. Ya que al dar a conocer sus declaraciones en un perí­odo inmediato, los declarantes quedarí­an en un estado de vulnerabilidad ante acciones de venganza.

Soy un creyente de la verdad y la justicia, pero no concibo estos conceptos para satisfacer mi venganza, sino a la luz de la reconciliación nacional.

General de Brigada (R) Ví­ctor Manuel Argueta Villalta