Un gran almacén de Tokio «contrató» para las fiestas de fin de año como trabajador temporal a un robot, cuya semejanza con una mujer joven es sorprendente, al punto que da un poco de miedo a los niños.
El robot, concebido por un laboratorio universitario especializado, está recubierto con una piel muy realista y sus movimientos (manos, labios, cabeza, ojos) son muy «naturales».
La dependienta repite en bucle, desde la mañana a la noche, un mismo mensaje publicitario grabado previamente.
Una primera versión de este robot humanoide, menos realista, ya ejerció de recepcionista en la Exposición Universal de Aichi (centro de Japón) en 2005.
El ministerio japonés de Economía, Comercio e Industria impulsa las investigaciones en robótica, sobre todo aquellas que abordan los robots de asistencia a las personas y las empresas.