El presidente Salvador Allende se suicidó en medio de las balas, los gases lacrimógenos y el incendio que consumía el palacio presidencial durante el golpe militar de 1973, confirmó ayer un equipo internacional de forenses.
SANTIAGO DE CHILE / Agencia AP
La conclusión de los peritos fue unánime. «Estamos en condiciones de poder asegurar que se trata de una muerte violenta de explicación médico legal suicida y para ello no tenemos absolutamente ninguna duda», dijo el perito español Francisco Etxeberría en rueda de prensa tras entregar los resultados de la pericia al juez Mario Carroza, a la senadora socialista Isabel Allende, hija del mandatario, y a la abogada de la familia Pamela Pereira.
El análisis de los restos del mandatario, exhumados el 23 de mayo, puso punto final a varias teorías en torno a las causas de su muerte: mientras la versión de los militares señalaba que se había suicidado, otra indicaba que había muerto combatiendo con los sublevados y una tercera que había intentado matarse y, al fallar, fue rematado por uno de sus colaboradores.
El experto balístico británico David Prayer dijo a periodistas que «hubo dos balas disparadas en la escena, dos vainillas fueron recuperadas, pero solamente una bala fue recuperada. No tenemos evidencia de dónde terminó la segunda bala».
Agregó que «no hay evidencia de que una tercera persona haya estado involucrada» e indicó que el fusil AK 47 con el que Allende se disparó estaba en posición automática, lo que explica que haya recibido dos balas en la cabeza.
La información sobre el suicidio de Allende fue entregada a la prensa por el director del Servicio Médico Legal (SML), doctor Patricio Bustos.
Bustos precisó que primero se determinó la identidad del mandatario, «en segundo lugar que la causa de muerte –que es conocida por toda la opinión pública– es herida de proyectil; en tercer lugar, la forma de muerte corresponde a suicidio y en cuarto lugar, como en muchos informes periciales se incorpora, el contexto corresponde al golpe de Estado durante el bombardeo de (la sede presidencial) La Moneda».
Los expertos determinaron además que Allende se disparó con el fusil de asalto que fue encontrado entre sus piernas, un AK 47 que le había regalado su amigo el entonces presidente cubano Fidel Castro, cuando visitó Chile en 1971.
Carroza investiga por orden de la Corte Suprema la muerte de Allende y de otras 725 personas que fueron ejecutadas o desaparecidas durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
La conclusión científica confirmó la versión del suicidio sostenida por 38 años por el doctor Patricio Guijón, uno de varios médicos que acompañaron hasta el último minuto a Allende.
La senadora Allende reaccionó aliviada por las conclusiones del equipo internacional de expertos.
«Tenemos una gran tranquilidad porque este informe concluye con algo (de lo) que teníamos la convicción», dijo a la prensa.
Agregó que «el presidente Allende, el día 11 de septiembre de 1973, ante las circunstancias extremas que vivió, tomó la decisión de quitarse la vida antes de ser humillado o vivir cualquier otra situación».
Allende murió el 11 de septiembre de 1973 durante la sublevación militar dirigida por Pinochet.
Guijón relató recientemente a la AP que Allende ordenó a los 30 o 40 hombres leales que lo acompañaron hasta el final –un puñado de médicos y sus guardias personales– que se rindieran y retornó al Salón Independencia, donde murió.
El médico regresó a buscar una máscara antigases para llevarla de recuerdo a sus hijos arrastrándose a tientas por un pasillo a oscuras, cuando divisó una luz y entró a la habitación, que era el salón donde se encontraba Allende.
«Me asomo, había luz y veo al presidente, aunque en ese momento no sabía si era el presidente,… sentado en un sillón a unos cinco u ocho metros», recordó Guijón.
Agregó que «lo que yo vi fue la levantada del cuerpo por el impacto de la metralleta, que era un arma de guerra. Y corrí (hacia él) y vi que no había nada que hacer».
La conclusión de la nueva pericia coincidió también con la creencia final de la familia Allende, que luego de entregar versiones iniciales de que el mandatario había caído bajo las balas de los militares, sostenida por famosos como Castro y el escritor Gabriel García Márquez, llegó a la convicción del suicidio.
La senadora Allende se negó durante años a exhumar los restos de su padre, pero finalmente aceptó tras convencerse de que era necesario establecer la verdad histórica sobre su muerte.
Esta fue la segunda autopsia a la que fue sometido el cadáver de Allende. La primera, dispuesta por los militares, no fue realizada en el SML como establece la ley sino en el departamento de otorrinolaringología del Hospital Militar en medio de la noche y en presencia de un reducido grupo de personas autorizadas por el fiscal militar.
El cuerpo de Allende fue luego inhumado en forma casi clandestina en un cementerio del balneario de Viña del Mar, donde permaneció 17 años.