La iniciativa denominada al principio «Ley de Participación Público Privada en Materia de Infraestructura» y que en medio del camino legislativo ahora se le conoce como «Alianzas para el Desarrollo», es un concepto fácil de comprender.
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Para Mariano Rayo, presidente de la Comisión de Economía y Comercio Exterior del Congreso de la República, y otros diputados y analistas, significa atraer capitales extranjeros para que desarrollen proyectos de infraestructura con el objeto de potenciar la economía guatemalteca.
Eso debido a que los Estados subdesarrollados con economías dependientes, como el caso Guatemala, que cada vez tienen menos recursos económicos para financiar obras modernas, vitales para potenciar el motor social y económico.
Los entrevistados coinciden que uno de los elementos fundamentales son reglas claras y permanentes para todos los participantes, en este caso para el Estado y sus tres poderes; los gobiernos municipales, el sector empresarial y participación de beneficios para los grupos sociales que caracterizan al país.
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El diputado Rayo analiza que con una ley de esa categoría se edificaría la infraestructura económica hacia el futuro, el Estado se concentraría solo en sus tareas fundamentales para hacer efectivo el retorno de los tributos y garantizar la educación, la salud, la seguridad para toda la población.
Carlos González, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), considera que la iniciativa propuesta es elemento positivo para el país, vendría a propiciar inversiones de confianza mutua, «Sobre bases creíbles, sobre bases más permanentes, eso creo que ha faltado», puntualiza.
Ejemplos vivos se ven en el manejo de los servicios públicos por parte de la empresa privada ya, en carreteras, puertos, aeropuertos, telefonía, agua potable, electricidad. Ahora falta generar un ambiente propicio de negocios, elemento fundamental para la competitividad, agrega el analista González
Eduardo Genis Quej Chen, diputado del distrito electoral de Alta Verapaz e integrante de la Comisión de Economía y Comercio Exterior, está consciente que el tema es ambicioso y necesario para fortalecer las economías grandes y pequeñas del país.
Como ejemplo refiere a la región altaverapacense que necesita con urgencia carreteras para movilizar los productos, base de su economía, tales como café, cardamomo y los productos y granos básicos.
También su potencial hidroeléctrico necesita inversión para ser explotado en un departamento que cuenta con los recursos hídricos para ese fin, pero que no sea alejado de la realidad comunitaria como la hidroeléctrica de Chixoy donde la comunidad fue despojada y desplazada de los beneficios. «Se necesita dignificar dándole valor a las consultas populares de los pueblos», destaca.
El parlamentario Quej Chen comenta que la discusión del articulado se detuvo en 2009 porque no se ha logrado consenso en las reglas claras de participación comunitaria, «cuál es la participación exacta del sector privado y cuál la del Estado», preguntan.
«Si la inversión y todo va en la línea que a todos les va a tocar y que todos van a tener beneficios de los recursos, creo que no habría oposición, es más, tendríamos el apoyo total de la gente […] la que menos beneficiada sale», puntualiza Quej Chen.
Manfredo Marroquín, de Acción Ciudadana, considera que en un marco legal para esa clase de alianzas son positivas, siempre y cuando «que garantice y haya un equilibrio de los beneficios para ambos sectores, tanto para el sector público como para el inversionista», remarca.
Carlos González
Asies
Manfredo Marroquín
Acción Ciudadana
Mariano Rayo
diputado
Eduardo Genis Quej Chen
diputado
En el dictamen 12-2008, se hace referencia que a nivel mundial el esquema conocido como Alianza Público Privada (APD) permite a los gobiernos nacionales y locales mejorar la administración de los fondos públicos.
Reducen el déficit en infraestructura pública, lograr un entendimiento confianza y clara asignación de riesgos; calidad de servicios públicos; genera transparencia e innovación; mayor rentabilidad y valor del dinero invertido, certeza jurídica entre otros.
Al sector privado le permitiría ampliar el mercado, absorber el riesgo comercial, contar con flujos de dinero constante y predecible, incentivar ejecución de proyectos eficientes, posicionar las empresas.
Al usuario, mayor cantidad y mejor calidad de obras y servicios; infraestructura para elevar la productividad, garantizar el retorno de sus impuestos con servicios de calidad, auditar los tributos a través del libre acceso a la información y permitiría efectiva rendición de cuentas de los funcionarios públicos.