Al preguntarle al running back Maurice Jones-Drew de los Jaguars de Jacksonville si intentaría seguir jugando tras sufrir una conmoción cerebral o se saldría de la cancha, respondió con franqueza.
«La ocultaría», dijo el líder de acarreos de la NFL.
«Todo se reduce a esto: uno tiene que poder llevar alimentos a la mesa. Nadie va a contratar ni a querer a un tipo que no pueda mantenerse saludable. Sé que llegará un día en que tendré problemas para caminar. Estoy al tanto de eso», dijo Jones-Drew.
«Pero para esto me contrataron. Las lesiones forman parte del juego. Si no quieres que te peguen, entonces no deberías jugar», agregó.
Otros jugadores dijeron que harían lo mismo: ocultarlas.
En una serie de entrevistas con The Associated Press sobre lesiones en la cabeza efectuadas durante las últimas dos semanas, 23 de 44 jugadores de la NFL —ligeramente más de la mitad— dijeron que intentarían ocultar una posible conmoción cerebral en lugar de salirse de la cancha. Algunos reconocieron que ya lo han hecho.
Algunos también dijeron que debería contarse con algo mejor para protegerlos de sus propios instintos: más de dos terceras partes de los entrevistados desean que haya neurólogos independientes en la banca durante los partidos.
La AP habló con una muestra representativa de jugadores —al menos uno de cada uno de los 32 equipos de la NFL— para estimar si las medidas de seguridad contra las conmociones cerebrales y las actitudes en torno a las lesiones en la cabeza han cambiado en los últimos dos años, en los que se ha prestado mucha atención al asunto.
El grupo incluyó a 33 titulares y 11 reservas; 25 jugadores ofensivos y 19 de la defensa. Todos han participado en la liga en al menos tres temporadas.
En general, los jugadores indicaron que ahora están más conscientes de los posibles efectos a largo plazo de los ásperos golpes al casco. En un indicio de los avances que la liga desea, cinco dijeron que, mientras que en 2009 habrían intentado ocultar una conmoción cerebral durante un partido, ahora sí buscarían ayuda.
«Hay casos donde uno ve a algunos de los jugadores retirados y los problemas que están teniendo ahora, incluso con algunos de los tipos que han muerto y que solicitaron se examinaran sus cerebros; uno ve cómo se ven sus cerebros ahora», dijo el linebacker London Fletcher de los Redskins de Washington, líder de la NFL en derribos de jugadores. «Eso tiene algo que ver en cómo pienso ahora sobre ello».
Pero uno de sus colegas, el fullback de reserva Mike Sellers, dijo que ha ocultado conmociones en el pasado y que «dudaría mucho» que cualquier jugador esté dispuesto a salirse de un partido por su propia cuenta.
«Uno quiere seguir jugando. Uno es un competidor y no va a denunciarse. Ha habido ocasiones en que me han golpeado, y me han quitado el casco, y… recupero mi casco y vuelvo a la cancha», dijo Sellers. «Muchos tipos no dirían nada porque muchos de ellos no pensarían nada durante el partido, sino hasta después, cuando tengan un dolor de cabeza o no puedan recordar ciertas cosas».
Es evidente que hay un estigma relacionado con tener que salir de la cancha, sin importar la razón. De hecho, un jugador que dijo que abandonaría el partido si creyera tener una conmoción cerebral no quiso ser citado en torno al tema.
Al preguntárseles si la NFL debería tener neurólogos independientes en los partidos para que examinen a los atletas y determinen si no deben volver a la cancha debido a que tienen una conmoción, 31 jugadores dijeron «sí» y 10 respondieron que «no». Tres no contestaron.
«Tienen señores que examinan tu uniforme para asegurarse de que traes los calcetines adecuados», dijo el safety Quintin Mikell de los Rams de San Luis. «Â¿Por qué no tener alguien allí para proteger tu cabeza? Creo que definitivamente deberíamos tener eso».