«Algunos gobiernos usan a rehenes como mercancí­a polí­tica»


Colombia denunció hoy que los rehenes de las FARC están siendo usados como «mercancí­a» por algunos gobiernos para sacar réditos polí­ticos, en referencia a la versión de que Ecuador le planteó a esa guerrilla entregarle a un secuestrado para apoyar un canje de cautivos.


«Infortunadamente eso ha sido así­, esto de humanitario ha tenido muy poco. todo el mundo ha querido pescar en rí­o revuelto, ganar crédito polí­tico», dijo a la radio RCN el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Los rehenes «se han vuelto una mercancí­a polí­tica, eso nos deberí­a doler a todos, tanto a colombianos como a extranjeros. Utilizar vidas humanas y el secuestro, semejante crimen de lesa humanidad, para ganar dividendos polí­ticos, es muy triste», añadió.

El domingo, el gobierno colombiano acusó al presidente ecuatoriano Rafal Correa de mantener compromisos con las FARC, exhibiendo documentos incautados al número dos de esa guerrilla, Raúl Reyes, abatido el domingo por militares colombianos en el lado ecuatoriano de la frontera binacional.

Según el director de la policí­a, general Oscar Naranjo, uno de esos documentos menciona una reunión con el ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Gustavo Larrea.

Naranjo señaló que Reyes informó a la cúpula del grupo que Larrea, «en nombre» del mandatario ecuatoriano, tiene interés de oficializar las relaciones con la dirección de las» Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Agregó que el jefe insurgente también hace referencia al pedido del gobierno ecuatoriano para una acción «que impulse la gestión de Correa en el tema del canje de secuestrados por guerrilleros presos», como por ejemplo, entregarle a uno de los rehenes, con el fin de dinamizar su labor polí­tica.

Las FARC mantienen secuestradas unas 39 personas, entre ellas la polí­tica colombo-francesa Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, a quienes plantean canjear por 500 de sus prisioneros.

Desde enero, el grupo entregó a seis secuestrados al presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien el gobierno colombiano cesó en su mediación para el intercambio humanitario en noviembre, molesto porque daba protagonismo a la guerrilla.