Ahora que el Partido Patriota se ha decidido a jugar el papel opositor e interpela a funcionarios del gobierno de ílvaro Colom, sería bueno que para cumplir efectivamente con su papel de fiscalización y control del ejercicio del poder, propusiera normas concretas para transparentar el gasto público, empezando por una nueva normativa para hacer más efectiva a la Contraloría de Cuentas de la Nación y acciones para modificar procedimientos que son fuente de constante corrupción.
Hay dos formas de hacer oposición: la primera, más fácil y sencilla, es simplemente objetar toda iniciativa de gobierno, criticar todos los días cualquier acción de los funcionarios públicos y así mantener presencia como una punta de lanza en contra del régimen. La otra, más compleja pero indudablemente más positiva para el país, implica hacer propuesta concreta para modificar procedimientos y establecer mecanismos de control. Puede ser que se topen con el valladar en el Congreso de la República de una mayoría de diputados alineados con el oficialismo que no acepten sus propuestas, pero al menos con ello demostrarían a la población que no están oponiéndose por fregar la pita, como decimos los guatemaltecos, sino porque realmente les interesa Guatemala.
Históricamente nuestras oposiciones han sido de crítica, denuncia y ataque, pero sin ninguna propuesta, lo cual es congruente con la debilidad del sistema de partidos políticos que no tienen cuadros capacitados para hacer planteamientos concretos a favor de algo. Y siempre es más fácil estar en contra que elaborar normas concretas que debieran ayudar a transparentar la cosa pública.
El Partido Patriota, como cualquier grupo de oposición que realmente tenga interés en cambiar las cosas en el país, debe realizar trabajo de gabinete con sus propios técnicos para presentar iniciativas que ayuden a la transformación del sistema administrativo y, sobre todo, de los mecanismos de fiscalización que son tan pobres en nuestro país. Volarle leño a cualquier funcionario que abra la boca es la cosa más fácil del mundo y, de hecho, ese papel ya lo cumple con creces la prensa en su autoasignada función fiscalizadora. Pero seguimos sin encontrar el camino para generar cambios importantes y ni el oficialismo ni la oposición parecen tener interés en cambiar el sistema, en modificar los procedimientos porque, a la larga, éstos son útiles para que todos jueguen el eterno juego de la corrupción.
Por ello instamos a los patriotas que demuestren su capacidad trascendiendo de lo que históricamente ha hecho la oposición y que se conviertan no sólo en eficientes fiscalizadores, lo que hace mucha falta en el Congreso, sino que además propongan normas concretas que permitan modernizar la administración pública.