Dos niños y un joven adulto murieron en los últimos meses por una ameba microscópica que vive en el agua y come el cerebro, informaron autoridades sanitarias.
En agosto, la inusual infección mató a una adolescente de 16 años de Florida, que se enfermó después de nadar, y a un niño de Virginia de 9 años, que murió una semana después de ir a un campamento de pesca. El niño se había mojado el primer día del campamento, le contó su madre al Richmond Times-Dispatch.
Esos casos coinciden con casos del pasado, que son normalmente niños —frecuentemente varones— que se exponen al nadar o hacer deportes acuáticos en lagos o estanques.
El tercer caso, en Luisiana, fue más extraño. Era un hombre joven cuya muerte en junio fue rastreada hasta el agua de grifo que usó en un dispositivo llamado «neti pot». Es un pequeño contenedor en forma de tetera usado para enjuagar las cavidades nasales con agua salada con el propósito de aliviar alergias, resfriados y otros problemas similares.
Funcionarios de salud después encontraron la ameba en el sistema de agua de la vivienda. El problema estaba limitado a la casa y no se encontró en las muestras de agua de la ciudad, dijo el doctor Raoult Ratard, epidemiólogo del estado de Luisiana.
Ratard dijo que únicamente se debe usar agua destilada o hervida en los «neti pots».
La enfermedad es extremadamente inusual. Unos 120 casos —casi todos mortales— se han reportado en Estados Unidos desde que la ameba se identificó en la década de 1960, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Unas tres muertes se reportan cada año, en promedio.
La ameba —Naegleria fowleri— sube por la nariz, escarba hasta el cráneo y destruye el tejido del cerebro. Se encuentra en ríos y lagos durante los meses calurosos del verano boreal, especialmente en el sur de Estados Unidos.