El Secretario General de Naciones Unidas ha advertido que el mundo está en riesgo de «hambruna generalizada, desnutrición y tensiones sociales en una escala sin precedentes», como resultado de la crisis económica mundial que, sin embargo, algunas autoridades nacionales consideran que no tendrá mayor impacto porque, en su opinión, Guatemala está mejor preparada para soportar los embates. La verdad es que quienes hacen esa optimista previsión de que estamos bien preparados no entienden lo que significa el problema de la pobreza y la falta de alimentos que ya agobia a muchos guatemaltecos y que se hará más grave en la medida en que se vayan manifestando más los efectos de la crisis mundial.
Hoy abordamos en el Suplemento Político el tema de las consecuencias de las dificultades económicas especialmente en el tema de la alimentación tomando en cuenta que el nuestro es un pueblo que ya sufre altos déficit de ingesta alimenticia y que los niveles de desnutrición son demasiado altos. El gobierno tiene poca capacidad para actuar en esta época de vacas flacas porque el Estado está cada vez más reducido a expresiones mínimas.
Los temas de producción alimenticia en Guatemala deben considerarse como cuestión del más alto interés nacional porque todos sabemos que la desnutrición deja huellas imborrables que se convierten al final de cuentas en un freno para el desarrollo de la Nación y para que sus ciudadanos puedan aspirar a condiciones de vida mejores. Las huellas de la desnutrición infantil son imborrables y no se reparan aún si posteriormente la víctima recibe alimentos en abundancia porque lo que se dejó de crecer y desarrollar en etapas críticas de la niñez ya no se recupera posteriormente.
Lo que nos llama la atención es que mundialmente se está reparando en el problema grave que se viene y que afecta especialmente a los países que tienen mayores índices de pobreza y desnutrición, pero localmente como que hay poca conciencia de lo que significa esta crisis y no existen preparaciones para enfrentarla ni en lo económico, ni en lo social, ni siquiera en lo político, por esas tensiones sociales que señaló el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas.
Consideramos urgente que se haga algo serio para impulsar políticas de emergencia que tiendan al abastecimiento de granos básicos, que se incremente la producción local y se destinen recursos a la importación de alimentos en la medida de las necesidades a fin de evitar una hambruna. Lamentablemente no disponemos ya de instituciones capaces de almacenar alimentos en silos porque el alza de precios será enorme y posiblemente no tengamos recursos suficientes para importarlos en el futuro. Pero algo hay que hacer y debe empezarse hoy mismo.