Me resisto a utilizar la sobada frase referente al estornudo y la pulmonía que vinculan a Estados Unidos con América Latina; pero lo cierto es que tanto Guatemala como el resto de los países latinoamericanos dependen de una u otra forma de las políticas doméstica e internacional de Washington, sobre todo en materia económica.
eduardo@villatoro.com
Aunque es muy relativa la divergencia, de todas maneras ha existido cierta diferencia en las relaciones de la potencia del norte con sus vecinos del sur, dependiendo de quien ostente el poder en EE.UU., de suerte que tradicionalmente ha existido cierto acercamiento con América Latina cuando gobierna el Partido Demócrata, y un alejamiento, cuando no arrogante indiferencia, si se trata del Partido Republicano.
Los que entienden de política internacional, sin embargo, han advertido de que sea uno u otro partido el que gobierne Estados Unidos, siempre habrá una gran y omnipotente estrategia común, y que lo único que cambia son las tácticas o los matices de las relaciones de Washington con sus vecinos del sur, dependiendo de la óptica que tengan la Casa Blanca y el Pentágono sobre el acontecer político en los países latinoamericanos, y la influencia que ejerzan los poderosos intereses del gran capital norteamericano.
De todos modos, empero, la virtual designación del senador Barack Obama como candidato presidencial del Partido Demócrata, han levantado singulares expectativas tanto en los países de América Latina como en la mayoría de las naciones del mundo, a excepción de los estados extremadamente antinorteamericanos, como los musulmanes.
En lo que respecta a Latinoamérica, se percibe un mejor clima de opinión sobre Estados Unidos si el senador Obama logra derrotar a su adversario republicano John McCain, a quien se le considera como heredero y prolongador de la política belicista del presidente George W. Bush, quien ha ignorado a los países latinoamericanos durante sus dos oscuros períodos, a no ser cuando se vio urgido a lograr el apoyo de sus escasos amigos al afrontar crisis internacionales, como la invasión a Irak, el combate al narcotráfico y sus tirantes relaciones con el presidente venezolano Hugo Chávez y sus aliados de la nueva izquierda.
El senador Obama ha adelantado que eliminará el embargo contra Cuba y que está dispuesto a dialogar con los gobiernos de Caracas y La Habana, lo que es un signo muy promisorio de lo que podrían ser en el futuro las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, incluyendo a Guatemala, por supuesto, si el aspirante demócrata triunfa en las elecciones norteamericanas. ¡Que así sea!
(El politólogo Romualdo McTishas comenta que la futura política internacional norteamericana debería semejarse a los sostenes: oprime a los grandes, ayuda a los chicos y levanta a los caídos).