Aunque soy optimista por naturaleza, de todas formas me afecta la crisis mundial provocada por los exorbitantes precios del petróleo, la recesión en Estados Unidos, la guerra en Irak y otros factores ajenos a Guatemala, pero que nos perjudican notablemente en casi todas las áreas de nuestra vida nacional y familiar, generando ansiedad y angustia individual y colectiva, como ayer lo dio a conocer Prensa Libre en extenso reportaje.
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Al margen de la violencia delincuencial que padecemos y que es otro elemento en la vulnerabilidad de la estropeada conducta de la mayoría de quienes vivimos en Guatemala, tres notas de la prensa internacional, dos de las cuales no fueron publicadas por los medios, vinieron a despertarme remota pero alentadora esperanza con respecto al futuro inmediato, que podría aliviar los conflictos que padecemos los guatemaltecos.
El director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, declaró que el desaceleramiento de la economía global durante los últimos trimestres, frenará los precios del petróleo, fenómeno en el que contribuyen la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central de Europa, por la forma «en que han manejado hasta ahora la agitación en los mercados».
Otra información señala que Arabia Saudita, el mayor exportador mundial del crudo, convocó a una importante reunión a representantes de todos los principales países productores y consumidores de petróleo, así como a las determinantes compañías petrolíferas privadas, para el 22 de este mes, con el propósito de discutir «los irracionales incrementos del precio» del crudo, intentando estabilizarlos, según declaraciones atribuidas a Alí Al-Naimi, ministro de Petróleo.
Una voz muy autorizada vino a sumarse a la tenue luz de esperanza. Se trata de Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal norteamericana, quien aseveró que Estados Unidos ya ha superado la crisis económica o está a punto de hacerlo, con lo que «es improbable que el país entre en recesión».
Para nadie es un secreto que la débil economía de Guatemala y de las demás países latinoamericanos -con sus poquísimas y extrañas excepciones- depende de lo que en esa materia ocurra en Estados Unidos, y es por eso que son alentadoras las palabras del señor Greenspan cuando señala que ya se registra una mejoría sustancial en el sistema financiero norteamericano, como consecuencia de que los bancos han reforzado sus reservas de capital, lo que se ha traducido en la estabilidad del precio de sus acciones en los mercados.
Confío que esos anuncios reflejen una óptima realidad para el futuro inmediato del mundo y de Guatemala, en particular.
(Romualdo Alí me cuenta que al viajar por Arabia escuchó que un elefante, al ver a un beduino desnudo, le preguntó: -¿Y con eso puedes respiras?)