La coronación en el Maracaná de la Alemania dirigida por Joachim Löw supuso hoy el triunfo de una revolución futbolística.
Río de Janeiro / dpa
La victoria por 1-0 sobre Argentina en la final del Mundial de Brasil rubricó con un éxito rutilante la arriesgada transformación que el fútbol alemán emprendió hace una década.
«Este proyecto empezó hace diez años, y el título es un producto de lo hecho desde hace diez años, primero con Jürgen Klinsmann y luego con nosotros», dijo Löw tras la final.
La felicidad de Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger, Mesut Özil, Thomas Müller o Manuel Neuer sobre el césped del gran templo del fútbol brasileño marcó hoy el apogeo de una de las mejores generaciones de jugadores del país, que convirtió a Alemania en tetracampeona mundial después de ganar en 1954, 1974 y 1990 y terminó con 18 años de sequía de títulos tras la Eurocopa 1996.
Con ellos, Alemania abrazó el fútbol moderno y se abrió a una nueva dimensión, en la que la fuerza, la presión y el juego aéreo pueden convivir con la técnica, el control del juego y la finura en los pases.
Ese cambio radical en los conceptos se fraguó un 29 de julio de 2004 en una casa a las orillas del lago Como, en Italia, donde Löw acudió a la llamada de Klinsmann.
El ex delantero campeón del mundo en 1990 acababa de ser nombrado seleccionador y quería que Löw lo acompañara como número dos en una aventura incierta, ya que en apenas dos años debían revitalizar una selección alicaída tras el fracaso en la Eurocopa.
La dupla sacudió todos los estamentos del fútbol alemán y modernizó su funcionamiento, incorporando un mánager, entrenadores físicos importados de Estados Unidos, psicólogos deportivos y expertos de otros deportes.
Klinsmann, que entonces estaba a punto de cumplir 40 años, era el alma carismática. Löw, un discreto ex jugador al que todos llamaban «Jogi», fue el cerebro futbolístico.
«Había sido profesional durante 18 años, y en esos 18 años ningún técnico supo explicarme cómo se mueve una defensa de cuatro. Con ‘Jogi’ lo entendí en un minuto», recordó el actual técnico de Estados Unidos. «Lo que me fascinaba era su forma de pensar clara y directa».
Klinsmann había entrado en contacto con Löw, cinco años mayor, al formarse como técnico en la escuela deportiva de Hennef. Juntos rejuvenecieron a la selección y la llevaron a las semifinales de su Mundial en 2006, para entusiasmo de millones de compatriotas.
Tras la salida de Klinsmann en 2006, Löw asumió de forma natural su relevo y profundizó la transformación del equipo.
Durante años, el técnico chocó contra su espejo, la España de sus admirados Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Ante ellos perdió la final de la Eurocopa 2008 y las semifinales del Mundial de 2010.
Pero lo peor llegó con la derrota en las semifinales de la Eurocopa 2012 ante Italia. Pese a la regularidad del equipo, Löw fue duramente criticado en casa, donde se le acusó de haber desvirtuado la identidad del fútbol alemán, siempre competitivo y ganador.
Löw aguantó el envite y sacó enseñanzas. Sin renegar de aquello en lo que creía, el técnico decidió también trabajar en las viejas virtudes alemanas, como la estrategia a balón parado y el juego aéreo.
Para Löw, el Mundial de Brasil, donde el equipo pintó su obra maestra en semifinales con un 7-1 sobre Brasil, no es el final de nada, sino un paso más en el camino.
«Hay jugadores que son jóvenes, muy pocos han sobrepasado los 30 años. Están Götze, Reus, Gündogan, Schürrle, Kroos», enumeró.
Löw tiene contrato hasta la Eurocopa 2016, donde prácticamente todos los jugadores que estuvieron en Brasil podrían volver a formar parte del equipo.
El autor del gol del triunfo, Mario Götze, tiene apenas 22 años. La media de edad del grupo de 23 hombres es de 25,7, mientras que el promedio de partidos internacionales por jugador es de 45,7.
Exceptuando al incombustible Miroslav Klose (36), los veteranos del equipo son Lahm (30), Schweinsteiger (29) y Per Mertesacker (29), a los que acompañan jugadores con uno o dos ciclos más por delante como Manuel Neuer (28), Sami Khedira (27), Benedikt Höwedes (26), Mats Hummels (25), Mesut Özil (25), Jérome Boateng (25), Thomas Müller (24), Toni Kroos (24), André Schürrle (23) y Götze (22). A ellos se unen también los lesionados Marco Reus (25) e Ilkay Gündogan (23).
Millones de practicantes federados, estructuras sólidas, clubes poderosos y una selección puntera: el equipo de Löw tiene las bases para marcar una época en los próximos años. Como tituló hoy el diario brasileño «O Globo», Alemania es el «pais do futebol».
2014-Alemania 1, Argentina 0; tiempo extra
2010-España 1, Holanda 0; tiempo extra
2006-Italia 1, Francia 1; Italia ganó 5-3 en penales
2002-Brasil 2, Alemania 0
1998-Francia 3, Brasil 0
1994-Brasil 0, Italia 0; Brasil ganó 3-2 en penales
1990-Alemania Occidental 1, Argentina 0
1986-Argentina 3, Alemania Occidental 2
1982-Italia 3, Alemania Occidental 1
1978-Argentina 3, Holanda 1; tiempo extra
1974-Alemania Occidental 2, Holanda 1
1970-Brasil 4, Italia 1
1966-Inglaterra 4, Alemania Occidental 2; tiempo extra
1962-Brasil 3, Checoslovaquia 1
1958-Brasil 5, Suecia 2
1954-Alemania Occidental 3, Hungría 2
1950-Uruguay 2, Brasil 1
1938-Italia 4, Hungría 2
1934-Italia 2, Checoslovaquia 1; tiempo extra
1930-Uruguay 4, Argentina 2