Fueron cinco en la peor media hora en la historia del fútbol brasileño y le dieron a Alemania una resonante victoria 7-1 sobre el anfitrión en el estadio Mineirao y el pase a la final de la Copa Mundial de fútbol.
BELO HORIZONTE, Brasil / AP
Los goles se sucedieron con una velocidad extraordinaria. Thomas Mueller, Miroslav Klose, Toni Kroos, dos veces, Sami Khedira.
Por segunda vez, Brasil no pudo ganar un Mundial en casa. El «Mineirazo» de Alemania no se produjo en la final, como el «Maracanazo» de 1950 ante Uruguay. Pero en muchos sentidos fue un revés más catastrófico todavía.
Para empezar, fue la peor paliza de su historia, peor que el 6-0 de 1920 ante Uruguay en la Copa América. Ni hablar de los mundiales, donde el revés más abultado era el 3-0 que Francia le endosó en la final de 1998.
Brasil nunca había permitido cinco goles en un solo tiempo en una Copa Mundial.
«Queríamos darle una alegría al pueblo», dijo un desconsolado David Luiz a pie de cancha. «Desafortunadamente no lo conseguimos. Ofrecemos disculpas a todo el mundo, disculpas a todos los brasileños».
Ausente por lesión Neymar, que había sido su principal referente de ataque, el técnico Luiz Felipe Scolari hizo jugar al delantero Bernard, sacrificando un poco de marca. La apuesta le salió mal, ya que Brasil no inquietó a los alemanes y fue presa fácil de sus ataques.
Pasados unos minutos de presión brasileña, Alemania comenzó a adueñarse del mediocampo con grandes actuaciones de Kroos, Bastian Schweinsteiger y, sobre todo, Khedira, un jugador de marca que se sumó criteriosamente al ataque.
Alemania abrió el marcador apenas cumplidos los 11 minutos, cuando la defensa brasileña perdió las marcas en un tiro de esquina y Mueller anotó su quinto gol del torneo, y décimo en dos mundiales, sin que nadie lo incomodase.
El gol madrugador tuvo un efecto devastador para Brasil, que quedó aturdido. El equipo, que ya había mostrado cierta flaqueza emocional en otros encuentros, perdió toda cohesión, sus jugadores comenzaron a regalar balones y se sucedieron los ataques ante una defensa que era un colador.
Las ventajas que dio el equipo verdeamarelo fueron tantas que los alemanes se hicieron un festín adentro del área, sin apurar los remates y pasándose el balón entre ellos hasta encontrar el hueco. Parecía un partido de barrio.
Klose aumentó tras una combinación con Mueller a los 23, para llegar a 16 tantos en cuatro mundiales y convertirse en el máximo artillero en la historia del torneo, con uno más que el brasileño Ronaldo. Kroos anotó dos en un par de minutos, a los 25 y 26, uno de ellos en una jugada que inició él mismo robándole un balón a Fernandinho, y Khedira marcó el quinto a los 29, tras otra combinación de varios jugadores adentro del área.
En un segundo tiempo de trámite, Ande Schuerrle anotó otros dos, a los 69 y 79, y Julio César evitó un par de caídas.
El gol del consuelo llegó casi sobre el silbato final, obra de Oscar en un contragolpe.