Alejandro Noriega y las posibilidades materiales de expresión


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Desde sus inicios en 1988, el trabajo estrictamente pictórico de Alejandro Noriega de una u otra manera ha estado enfocado en la búsqueda de las posibilidades expresivas que ofrecen los materiales plásticos. De allí­ que sus obras tengan siempre el carácter de un logro o un hallazgo que corona un ciclo intensivo de manipulaciones manuales y gestuales de pigmentos de distinto tipo, esparcidos y/o rescatados con diversos procedimientos técnicos sobre superficies variadas con un criterio estético experimental que si bien autoriza y propicia el desborde y la superación de la forma, respeta el orden primordial de la composición, el ritmo y el equilibrio.

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Por Juan B. Juárez

Así­, por ese componente de racionalismo estético y de contención emocional, su pintura se apartó desde sus orí­genes de lo que comúnmente llamamos expresionismo abstracto, pues para Alejandro Noriega no se trataba de la simple explosión expresiva que deviene en lo informal sino de la búsqueda de una adecuación objetiva a posibilidades reales de expresión que escaparan de lo arbitrario, lo casual y lo caprichoso que caracterizan a lo simplemente emotivo.

Dicho de otro modo: la expresión pictórica de Alejandro Noriega está anclada en lo material.  Lo material, los materiales, no son para él aquello con lo que se pinta o sobre lo que se pinta sino lo que lo expresa con la mayor propiedad. Sus posibilidades de expresión no residen en la libertad formal o la permisibilidad expresiva que propicia la contemporaneidad sino en la adecuación de su necesidad expresiva más propia a las condiciones materiales reales. De allí­ que llevar la experimentación sobre los materiales a niveles exhaustivos tenga en su caso la mayor importancia: le provee de sustancia a su expresión más propia; no permite que sus aspiraciones de artista y ser humano pierdan peso y gravedad por… insustanciales.

En ese sentido, el desarrollo de su pintura muestra una evolución coherente y consecuente que va desde una experimentación quizás ingenua sobre trazos, gestos y texturas muy elementales en superficies suaves y de pequeñas dimensiones; atraviesa luego una etapa en la que trabaja con manchas, esgrafiados y raspados de mayor complejidad no sólo por su tamaño sino también por sus excesivas pretensiones expresivas; y llega, en la actualidad, a una fase en que la experimentación material, sin perder su importancia sustancial, deja de servir a necesidades expresivas inmediatas y urgentes para empezar a obedecer a cierta conceptualización estética que, desde una perspectiva reflexiva, da a sus obras cierto carácter de juego formal que, seguro ya de su sustancia material y expresiva, se instala y avanza, sin perturbarlo, en el espacio que ocupa reposadamente.