Alcanzan consenso para combatir narcotráfico


Mahdi Akhounzadeh (D), canciller iraní­, participa en la Conferencia sobre Afganistán en La Haya, en la cual alcanzaron un consenso con Estados Unidos sobre la necesidad de combatir el narcotráfico en ese paí­s. FOTO AFP VINCENT JANNINK

Estados Unidos apoyó los esfuerzos del gobierno de Afganistán para dialogar con los talibanes que rechacen la violencia e Irán se dijo dispuesto a cooperar con la reconstrucción de ese paí­s de Asia central devastado por la guerra, al abrirse hoy una conferencia internacional en La Haya.


Estados Unidos e Irán, enfrentados desde hace décadas, coincidieron en la necesidad de luchar contra el tráfico de drogas que gangrena a Afganistán, aunque el delegado iraní­ criticó el enví­o de refuerzos militares estadounidenses a la región.

«El tráfico de drogas, la propagación del extremismo violento, la gestión del agua, la electrificación y la irrigación son desafí­os regionales que exigirán soluciones regionales», afirmó la secretaria estadounidense de Estado, Hillary Clinton.

Clinton se expresaba ante una asamblea sobre la reconstrucción de Afganistán ante representantes de 90 paí­ses, en presencia del presidente afgano, Hamid Karzai, y del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El vicecanciller iraní­, Mohammad Mehdi Ajundzadeh, coincidió en la necesidad de erradicar el narcotráfico en Afganistán, de donde procede el 90% de la heroí­na que se vende en todo el mundo.

«La República Islámica de Irán saluda las propuestas de cooperación hechas por los paí­ses contribuyentes en Afganistán y está dispuesta a participar en los proyectos destinados a combatir el tráfico de droga y en los de desarrollo y reconstrucción en Afganistán», afirmó.

Pero Ajundzadeh dejó claro que Estados Unidos e Irán están lejos de una reconciliación, al sostener que la presencia de tropas extranjeras en Afganistán no estaba mejorando la seguridad en ese paí­s.

«La presencia de fuerzas extranjeras no ha mejorado las cosas y pareciera que el aumento de fuerzas extranjeras también será ineficaz», dijo el diplomático iraní­.

Más de la mitad de los 70.000 soldados extranjeros (procedentes de 42 paí­ses) que combaten a la insurgencia de los talibanes en Afganistán son de nacionalidad norteamericana.

El presidente estadounidense Barack Obama reveló el viernes pasado la nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán, que incluye el enví­o de 4.000 soldados para entrenar a las fuerzas de seguridad afganas, aparte del ya anunciado refuerzo del contingente norteamericano con 17.000 hombres.

Irán y Estados Unidos rompieron relaciones diplomáticas hace tres décadas, y el presidente George W. Bush, que cedió el cargo a Obama en enero, consideraba que la República Islámica formaba parte de un «eje del mal».

Pero tanto Estados Unidos como Irán, un paí­s de confesión islámica chiita, son enemigos jurados de las milicias talibanes, musulmanes sunitas, que gobernaron Afganistán de 1996 a 2001, cuando fueron derrocados por la coalición internacional liderada por Washington.

Obama tendió la semana pasada una mano a Teherán, al desear un «nuevo inicio» en las relaciones bilaterales en un video enviado a las autoridades y al pueblo iraní­ con motivo del Año Nuevo persa, el 20 de marzo.

El martes en La Haya Clinton prometió una ayuda estadounidense de 40 millones de dólares para la organzaiación de las elecciones afganas del 20 de agosto próximo y respaldó la estrategia del presidente afgano Hamid Karzai de dialogar con los talibanes moderados y con ex miembros de la red Al Qaida de Osama bin Laden que rechacen la violencia.

«Debemos apoyar los esfuerzos del gobierno de Afganistán por separar los extremistas de Al Qaida de los talibanes que se sumaron a sus filas no por convicción, sino por desesperación», dijo Hillary Clinton.

«De hecho, es el caso de la mayorí­a de los que luchan junto a los talibanes», afirmó la jefa de la diplomacia estadounidense.

«Se les debe ofrecer una forma honorable de reconciliación y reintegración en una sociedad pacificada, si ellos desean abandonar la violencia, romper con Al Qaida y apoyar la Constitución», añadió.

En Afganistán, la población manifiesta un creciente resentimiento hacia las tropas extranjeras y hacia la incapacidad de Karzai para mejorar la situación económica.

Hillary Clinton afirmó que Karzai «ha desempeñado un papel dirigente muy importante para su paí­s», aunque se mostró dura respecto de la corrupción que socava al gobierno afgano.

«La corrupción es un cáncer tan peligroso para nuestro éxito a largo plazo como Al Qaida y los talibanes», afirmó. «Un gobierno que no aporta nada a su pueblo se convierte en el mejor instrumento de reclutamiento de los terroristas», agregó.

«El tráfico de drogas, la propagación del extremismo violento, la gestión del agua, la electrificación y la irrigación son desafí­os regionales que exigirán soluciones regionales».

Hillary Clinton

secretaria estadounidense de Estado