Se habla de la constante misoginia que acosa a las mujeres en Guatemala y que, probablemente, es la mayor causa de la enorme cauda de asesinatos contra el género femenino en nuestro país. Ya en esta columna se trató el tema de la misoginia y, en esta oportunidad deseo recordar al lector sobre el hecho de que la misoginia (odio hacia las mujeres) es un elemento psicológico que seguramente ha existido desde la prehistoria y se conoce públicamente debido a los informes que aparecen desde los inicios de la historia escrita. Misandria es lo opuesto, el odio hacia los hombres.
Albert Einstein, el famosísimo físico, quien aparece ante la historia como el autor de la “Teoría de la relatividad” fue un misógino empedernido, al que llamaríamos en Latinoamérica, un machista absoluto. Naturalmente, Einstein jamás llegó al feminicidio, pero su problema fue serio.
La primera esposa de Einstein fue Mileva Maric, a quien conoció, a finales del siglo XIX, en la Universidad Politécnica de Zürich (Suiza). Ella era la única mujer estudiante de matemáticas y física en esa universidad. Iniciaron un noviazgo en 1896 y Einstein estaba hechizado por el sólido soporte intelectual que le proporcionaba Mileva, de origen serbio.
La madre de Einstein nunca estuvo de acuerdo con la relación, en virtud de que ella era una alemana xenófoba y misógina que le dijo a su hijo las famosas palabras: “Ella es un libro igual que tú, pero lo que tú necesitas es una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja.”
Mileva Maric fue sobresaliente en matemáticas y fue catedrática de Einstein en esa materia, quien, como es bien sabido, no era muy brillante en esas ciencias. Desafortunadamente Mileva no terminó formalmente sus estudios y abandonó la universidad y la física debido a su matrimonio con Albert, se dedicó a la crianza de los hijos (uno con retraso mental) y a otros deberes hogareños, mientras Einstein defendía su tesis doctoral en 1905.
Sin embargo, existen varias cartas del noviazgo en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da un trato de colega. A partir de estas evidencias hay estudiosos que concluyen que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric.
La conclusión se fundamenta en acontecimientos sólidos: Einstein desarrolló la “Teoría de la relatividad especial” que revolucionó la física moderna. Ésta fue publicada en la acreditada revista Annalen der Physik, en 1905. Su esposa comentó a los amigos «Hace poco que hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido». Cuando se le preguntaba a Mileva por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: «Wir sind ein Stein» (Somos Einstein), que en alemán significa “somos una piedra”. Es decir, “Somos uno solo”.
Un detalle revelador contribuido por la feminista alemana Senta Trömel-Plözt es que, cuando Albert y Mileva se separaron oficialmente en 1919, el documento del divorcio incluyó una cláusula de que, en caso de recibir Einstein algún premio por los artículos publicados en 1905 en Annalen der Physik, debía entregárselo íntegramente a Mileva. ¿Sabía Mileva que ese trabajo revolucionaría al mundo? ¿Cómo pudo saberlo si no fue parte del mismo? Fue en los años de su vida conjunta, hasta 1914, cuando nacieron las obras más importantes de Einstein, por lo que algunos creen que el papel de su mujer era significativo, sobre todo en matemáticas, materia en la que ella brilló en su Facultad.
Hay detalles muy importantes que demuestran el autoritarismo y el machismo de Einstein para con Mileva. No es únicamente el hecho de haberse aprovechado de sus conocimientos y haberla utilizado como su secretaria y ama de casa, más que como su esposa.
En la próxima entrega se publicará un documento humillante que Einstein impuso a su esposa.