«A mí no me quieren en mi casa, porque mi mamá me pega en la cara a cada rato».
(Niña, 9 años de edad, área rural).
El maltrato infantil es un problema que persiste en la sociedad. Los expertos aseguran que la conducta agresiva y violenta de los adultos hacia las personas menores de edad (niñas, niños y adolescentes), tiene varios orígenes y señalan que la violencia intrafamiliar es, en muchos casos, la fuente de esta actitud. Es decir, es en el seno del hogar, del núcleo familiar donde se expresa con mayor frecuencia el uso de prácticas y actitudes de violencia, agresión y abuso en contra de menores de edad, desde luego, que este espacio, no exime a otros que afuera del seno familiar, son también fuente de maltrato y abusos. Además del familiar, se da en el ámbito escolar y comunitario.
Según se explica, las personas adultas que maltratan a menores de edad, están reproduciendo lo que les hicieron cuando fueron niños. En Guatemala el maltrato infantil es una realidad a la que no podemos dar la espalda, tal vez por dicha realidad, es que se han aprobado varias leyes que protegen los derechos de la niñez y adolescencia, pero también que persiguen y castigan con multas y privación de libertad a los adultos que maltratan y/o abusan de las niñas, niños y adolescentes.
En el país hay un marco legal suficiente que contribuye a prevenir y que persigue, combate y castiga ese tipo de conductas de los adultos en contra de las personas menores de edad. Pese a las leyes, muy poco hacen las autoridades. Este tipo de delitos suelen estar invisibles ante los ojos de los demás, sobre todo de la justicia. Las razones, muchas, pero la gente no denuncia, no confía en la administración de justicia, no conoce las leyes y la autoridad no actúa con diligencia. No saben que ahora el maltrato y el abuso infantil son perseguidos y penados por la ley. Tampoco las autoridades hacen nada por aplicar las normas y hacer justicia. Hoy mismo, en este momento, cientos y quizá miles de niñas, niños y adolescentes están siendo maltratados y abusados.
Este comportamiento de algunos adultos y hogares del país, se reproduce con mayor intensidad en comunidades del área rural. Conozco de múltiples casos en los que menores de edad, están en esta situación, sometidos a maltratos, vejámenes, abusos y humillaciones en su propia familia. Esta situación está ocurriendo, por tanto, hay que evitarla y combatirla. Las niñas y los niños deben ser educados con cariño, ternura, amor, respetando su condición de seres humanos y su dignidad de personas. El maltrato infantil, desvaloriza la condición humana de la víctima, les hace perder su autoestima y los lleva a creer que ni la propia familia los quiere, porque no se les transmite amor, sino que miedo y desprecio.
P.S. Colegas defensores de derechos humanos, querellantes adhesivos en casos de desaparición forzada de personas, están siendo hostigados, vigilados y amenazados por grupos de individuos armados. Las autoridades deben actuar para prevenir daños a su vida, seguridad, libertad e integridad personal.