Al menos 350 refugiados permanecen en el paí­s


En Guatemala radican cerca de 350 personas en condición de refugiados.

La violencia social y la represión polí­tica son el motivo por el que 350 personas decidieron dejar su paí­s de origen y buscar refugio en Guatemala.

Javier Estrada Tobar
lahora@lahora.com.gt

En el contexto del Dí­a Internacional de los Refugiados, las autoridades recuerdan que el paí­s abre sus puertas a las personas que son sujetos de persecución o que ven amenazada su integridad en el extranjero.

Los tratados internacionales que ha suscrito el Gobierno en materia de «refugio» permiten el ingreso de personas exiliadas al paí­s, otorgándoles los beneficios necesarios para poder vivir con normalidad.

El canciller Haroldo Rodas sostiene que en materia de ayuda a refugiados, se debe tener en consideración los valores de solidaridad humana y el respeto a los derechos humanos.

En consecuencia, Guatemala ha trabajado en conjunto con organismos multilaterales para facilitar la movilidad de las personas que son obligadas a abandonar su paí­s por guerras civiles y persecución polí­tica, entre otros tipos de violencia.

Autorización

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, en el paí­s hay aproximadamente 350 refugiados que cuentan con legalidad migratoria, autorización para trabajar y derecho a movilizarse libremente por territorio nacional.

íngela Cóbar, de la Asociación de Apoyo Integral, señala que la mayorí­a proviene de Nicaragua y El Salvador, paí­ses fuertemente afectados por guerras civiles, similares a los conflictos suscitados en Guatemala.

Estas personas pueden vivir y trabajar en el paí­s debido a que Guatemala ha aprobado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, así­ también por el trabajo efectuado por la Comisión de Refugiados, señala Rodas.

«Guatemala retiró todas las reservas que tení­an a dichos instrumentos, lo que ha permitido la plena vigencia a dichos tratados», aclara.

Sin embargo «su condición no es la mejor,» refiere Ubaldo Villatoro, de la Mesa Nacional para las Migraciones, ya que para la mayorí­a es difí­cil adaptarse a un sistema distinto al acostumbrado.

Conseguir un empleo para sostener a una familia es sumamente difí­cil para una persona refugiada, ya que su condición de extranjerí­a no siempre es bien vista, refiere Villatoro.

Necesitados

A pesar de no tener cifras cuantificadas sobre la cantidad de guatemaltecos que se marchan del paí­s en búsqueda de asilo, Cóbar sostiene que es una buena cantidad, la que ha optado por vivir en México, ya que ese paí­s ofrece garantí­as similares a las de Guatemala.

Se tiene conocimiento además, que durante la década de los 80 hubo migraciones masivas de poblaciones indí­genas hacia el sur de México provocadas por la violencia originada por el Conflicto Armado Interno. La mayorí­a nunca regresó, señala Cóbar.