Al fin la gente se une respecto a Irak


En los últimos tiempos ha sido notorio el cambio de actitud de la prensa norteamericana respecto a la administración Bush y ello ha tenido un reflejo directo en la actitud de la opinión pública con respecto a la guerra en Irak. La evidencia abrumadora de que ese paí­s cayó en una difí­cil situación de guerra civil ha sido destacada por prácticamente todos los medios y la Casa Blanca se esmera en contradecirlos, negando que la situación que se vive haya alcanzado tal extremo.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

La verdad es que desde que el veredicto popular se mostró tan contundente como para arrebatar a los republicanos el control del Congreso, los medios de comunicación entendieron el mensaje. La prensa fue, sin duda alguna, uno de los pilares al servicio de Bush para lanzar su guerra particular contra Saddam Hussein y explotando los sentimientos de patriotismo fueron los giradores de ese cheque en blanco cuya factura ahora empieza a notarse.

En estos dí­as es sumamente difí­cil encontrar opiniones de respaldo al Presidente de los Estados Unidos y una lectura detenida de todas las revistas noticiosas, de los principales diarios del paí­s y el seguimiento a las cadenas de televisión, excluyendo a Fox News, desde luego, permite ver que la administración perdió por completo cualquier apoyo y está ahora librada a su suerte. La misma comisión bipartidaria encabezada por Baker que está a punto de rendir su informe oficial, recomendará una polí­tica de retirada ordenada pero firme del Irak de todas las tropas norteamericanas, lo cual constituye un golpe severo a la Casa Blanca.

El problema es que el retiro de las tropas de Estados Unidos no resuelve la crisis, puesto que ya se declaró la guerra civil y es evidente que Irán está jugando un papel de primer orden para ejercer influencia sobre el gobierno controlado por la mayorí­a chií­ta. Eso significa que puede venir una campaña fuerte de exterminio contra los suní­es y posiblemente contra los kurdos, lo que obligarí­a a Naciones Unidas a plantear una intervención como la que tuvo en el caso del conflicto en la antigua Yugoslavia.

Si algo es importante ahora es replantear el papel de la Organización de Naciones Unidas a la luz de los hechos actuales. Reformar la ONU para otorgarle mayores poderes y para que pueda contener al gran poder que es la única potencia mundial es un reto ineludible, porque nunca ha sido tan evidente que el imperialismo atenta contra la paz mundial como durante esta administración de los Estados Unidos que no supo medir las consecuencias de su agresión contra un paí­s al que no llegó nunca a entender.

Esa unidad que hoy se ve en los Estados Unidos para rechazar la obtusa visión de Bush, debe servir para que el pueblo de ese gran paí­s apoye iniciativas que otorguen a Naciones Unidas un poder tal que pueda refrenar en el futuro cualquier acción de otro fanático o de otro desquiciado que pueda llevar al mundo a una conflagración de impredecibles consecuencias. Lo que hizo la administración actual de los Estados Unidos fue demostrar que la paz mundial está en riesgo y que dependemos ahora, básicamente, de si en la Casa Blanca hay alguien sensato o alguien insensato. Y es demasiado lo que está en juego como para que dejemos librado a esa especie de suerte el destino de la humanidad.

Por ello es que creo que todos los pueblos del mundo tienen que redoblar esfuerzos para que la ONU asuma un nuevo y determinante papel. Tristemente, Irak será su prueba de fuego porque le tocará controlar, si se puede, el incendio causado por Bush, pero es allí­ donde veremos si la organización tiene aún arrestos y futuro.