Al filo de la navaja I parte


Un personaje con pasado anglófono, empresario inmoral?y fascista, crecido en los ambientes en los que los banqueros ingleses financiaban el movimiento nacional socialista y encumbraban a Hitler, pensando en usarlo para atacar a la URSS y salir así­, al mismo tiempo de dos competidores de la Corona. Convertidos en socios de las grandes empresas alemanas, al declarar E.U. la guerra a Alemania y confiscados sus bienes en ese paí­s, utilizan las palancas polí­ticas y retienen aquellas que representan sus intereses como representantes legales de esas compañí­as. Dineros habidos siempre a través de la trampa y de la utilización de medios no del todo claros.

Carlos E. Wer

Ese ambiente permanente de conspiración de la que se convirtió en maestro, lo llevó hasta la agencia encargada de la inteligencia, en donde llegó a ser su director. El poderoso Director de la temida CIA. Como araña, empezó a tejer la tela, que no sólo lo llevarí­a a ocupar altos cargos en el gobierno de su paí­s, sino que crear el entretejido que sustentara el «gobierno paralelo» que cumpliera con los aviesos planes imperiales de la siempre pérfida Albión, de los cuales siempre fue servidor. Ascendido a Vicepresidente, acompañando al artista Ronald Reagan en su fórmula, astutamente influyó para que se fueran perfeccionando las redes que lo llegarí­an a controlar, no sólo el poder, sino maniatar las instituciones que la ley habí­a creado para garantizar su correcto uso.

Los organismos de los que disponí­a la Casa Blanca para «el manejo de crisis», no eran conformados por el Consejo de Seguridad Nacional, sino por personal de aquella. Viniendo de toda una carrera en la CIA, George Herbert Walker Bush, utilizaba la vasta experiencia adquirida en ella para manipular las organizaciones que cumplirí­an el papel asignado al tejido de «su gobierno paralelo». Así­, Reagan firmaba la Orden Presidencial 12333, mediante la cual, «desencadenaba» todas las agencias de los E.U. de las restricciones que se le habí­an impuesto desde los años 70 y designaba al Consejo de Seguridad Nacional como el «máximo organismo del Poder Ejecutivo» para revisar, guiar, y dirigir toda la inteligencia en el exterior, la contrainteligencia y las actividades «especiales», es decir las operaciones secretas. Esa orden presidencial, autorizaba para que la inteligencia utilizara «recursos privados».

A esa directiva seguirí­an otras (NSDD-2 y NSDD-3), que fueron colocando a Bush a cargo de la inteligencia y las operaciones secretas. La NSDD-3 denominada «Manejo de Crisis», creó el Grupo de Situaciones Especiales». Manejo de Crisis serí­a definido como «Un asunto de Seguridad Nacional para el que se necesitan decisiones presidenciales e instrucciones operativas más rápidas que las que normalmente podrí­a proporcionar el CSN. Este grupo, serí­a presidido por el Vicepresidente.

Se establecí­a, además, otro organismo el «Grupo de Planeación previa a las Crisis», el que tení­a a su cargo «Identificar, en la medida de lo posible, las regiones en las que los intereses de los E.U. están en juego, en las que las tensiones crecientes u otras circunstancias sugieran la posible aparición de una crisis. Proporcionar la guí­a para el grupo y comisionarle la preparación de opciones de acción preventiva para impedir una crisis, así­ como la preparación de las opciones polí­tico-militares para tratar con la eventual crisis».

Este es el principio de la crisis mundial que hoy ante el escándalo de la Bristish Aerospace que envuelve billones de dólares y miles de millones de mordidas, tiene a la administración estadounidense y en especial a su Vicepresidente al borde del «impichmeant».