Al entendido por señas


En la prensa escrita de la semana que concluyó recibimos las noticias del cambio de junta directiva del CACIF, el viernes en todos los medios escritos en primera plana que el presidente ílvaro Colom anuncia, sugiere una polí­tica de precios topes, bono y subsidios. ¡Que bueno! porque la mayorí­a de los guatemaltecos dependen de un salario fijo, una bonificación mensual.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En el anterior gobierno, la polí­tica de Berger y de la Gana fue de no reajustar salarios, fue de cebo y lazo, por el contrario permitieron que los precios de la canasta básica, integrada en su casi totalidad por productos producidos en el paí­s, se disparara. En algunos casos como el pollo, los huevos, la harina, privilegiaron a sus amigos al otorgarles las cuotas de importación de esos productos y exonerarles de impuestos en sus importaciones, en contraposición estableció aranceles altí­simos para el resto de los importadores, estimulando el monopolio.

En Guatemala todos los productos de importación se ajustan al valor de las divisas, por consiguiente los precios de los productos importados se indexan sin limitación alguna, lo único que permanece estático son los salarios, la bonificación, salvo en los casos en que el empresario -de una forma conciente y responsable- ajusta los ingresos de quienes colaboran en su producción y actividad comercial o cuando el sistema salarial contempla comisiones sobre ventas y producción.

Al Congreso no le queda más alternativa que aumentar al doble o más la bonificación salarial, como lo propusieron los diputados de Encuentro por Guatemala, esperemos que la UNE y los Patriotas, ya no digamos el FRG, se sumen a la propuesta.

Adicionalmente, el Congreso deberí­a aumentar el máximo vital exento de impuestos en el Impuesto Sobre la Renta que actualmente es de Q36 mil y subirlo por lo menos a Q50 mil. Esto es más beneficioso que rebajar la tasa de ISR a los grandes capitales como lo sugiere un conocido grupo de ejecutivos, además evidenciarí­a que la mayorí­a de los diputados están con el pueblo que los eligió.

El Ejecutivo, igual que está sucediendo en El Salvador, debe requerir de inmediato un acuerdo para reajustar los salarios, no sólo los salarios mí­nimos, hecho del que ya existe precedente en la época de Lucas, donde quienes éramos dirigentes empresariales aceptamos un reajuste para que pudiera incrementarse el pasaje urbano y compensar el aumento de costos de la canasta básica.

El gobierno central deberí­a poner como condición para exonerar impuestos a los combustibles, a la harina, al pollo, a los huevos, leche y a cualquier otro producto de importación de la canasta básica, que los importadores se comprometieran a que su margen de utilidad no podrí­a ser de más del 10%.

Pensemos que un galón importado se vende como mí­nimo una vez al mes, por lo que el 10% de utilidad multiplicado por doce meses es 120% al año, ya no digamos los huevos, la harina y el pollo, la leche, que dependiendo de la eficiencia del productor, se puede vender dos o tres veces a la semana por lo que la utilidad semanal por unidad serí­a del 30%, por 54 semanas al año serí­a de 1,620%.

A Pepe Pivaral, distinguido abogado de exquisita educación y cortesí­a, le deseo buena suerte y como su colega y amigo le pido que se ponga la mano en la conciencia y le pida a quienes lo contrataron y a quienes representa como Presidente de CACIF, que sean concientes, lucren lo menos posible, ayuden a la mayorí­a de la población al no abusar y así­ combatir la pobreza y la inseguridad.