Las recientes inversiones, o propuestas de compra, de empresas siderúrgicas de Brasil, India y Rusia en América del Norte y Europa ilustran el creciente poder de algunas economías emergentes en esta nueva fase de la globalización.
La siderúrgica brasileña CSN espera lanzar en «dos a tres semanas» una oferta formal de compra para hacerse con el control de la anglo-holandesa Corus, indicó el pasado fin de semana Benjamim Steinbruch, presidente de la empresa número tres del acero en Brasil.
La CSN ofreció de manera informal 5.300 millones de libras (unos 10.070 millones de dólares) por el 100% de la Corus, superando una anterior oferta del grupo indio Tata Steel, de 5.100 millones de libras (unos 9.700 millones de dólares).
Tal compra le permitiría al grupo brasileño -que ya anunció en octubre una fusión con el estadounidense Wheeling (WPC)- colocarse en el número cinco de las siderúrgicas mundiales.
La oferta de CSN se produjo pocas semanas después de la compra de la canadiense Inco por la brasileña Companhia Vale do Rio Doce (CVRD), por un monto que debe alcanzar los 17.600 millones de dólares, en la mayor operación de ese género realizada por una firma latinoamericana.
Vale do Río Doce, que ya era un gigante minero, va a convertirse así en número dos del mundo en el sector, con un valor de unos 77 mil millones de dólares, situándose detrás de la británica BHP Billiton (135 mil millones de dólares).
Pese a la ofensiva brasileña, Tata Steel no renuncia a Corus.
Este mismo viernes, el grupo indio notificó a la Comisión Europea su proyecto de compra (Oferta Pública de Adquisición, OPA) de Corus. A partir de ahora, la Comisión dispone de cuatro semanas para examinar la operación y determinar si afecta o no la libre competencia en Europa.
India (más de mil millones de habitantes) y Brasil (primera economía latinoamericana) son dos de los mayores países emergentes del planeta, a los que se suma –entre otros- Rusia, gran productor de hidrocarburos, cuyos ingresos se multiplicaron en los últimos años gracias a la subida de los precios del petróleo.
La siderúrgica rusa Evraz, en la que el multimillonario ruso Roman Abramovich posee 41%, anunció esta semana haber suscrito un acuerdo de 2.300 millones de dólares para comprar a su competidor estadounidense Oregon Steel Mills, y crear una base de expansión en Estados Unidos.
Esta operación le permitirá colocarse entre los 10 primeros productores de acero en el mundo, y asumir el liderazgo en Rusia.
«Rusia, Brasil e India compran activos industriales en los países ricos, que abandonan el sector manufacturero, porque no es una actividad con suficiente valor añadido, para centrarse en el sector de los servicios», explicó Charles Robertson, economista especializado en las economías emergentes, del banco ING.
«La dirección de los flujos de inversiones y de los flujos comerciales está cambiando, y ello significa una mayor integración de la economía mundial», coincidió Kamal Nath, ministro indio del Comercio, en entrevista al International Herald Tribune, publicada el martes.
«Rusia es mucho más rica gracias a la subida de los precios del petróleo y de las materias primas, como el acero, lo que permite a las siderúrgicas rusas, pero también brasileñas o indias, dedicar mucho más dinero para sus adquisiciones», observa Christopher Weafer, analista del banco Alfa en Moscú.
Hasta ahora, el ejemplo más espectacular se produjo este mismo año, cuando la siderúrgica india Mittal Steel se hizo con la joya del acero europeo, Arcelor, para crear el indiscutible líder mundial del sector.