«Que entre un poco de aire nuevo en todas las instituciones», desea Angel Suárez, soldador jubilado, ante las elecciones del 1 de marzo que elegirán parlamento y gobierno en el País Vasco (norte) tras 29 años con los nacionalistas del PNV en el poder.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV, moderado) iguala prácticamente en los sondeos al Partido Socialista Vasco (PSE) y el presidente del gobierno regional vasco, el lehendakari Juan José Ibarretxe, en el cargo desde hace 11 años, podría perderlo en favor del socialista Patxi López.
Pero gane quien gane, ambos tendrían que buscar apoyos en otras formaciones para gobernar, como hizo el PNV en el pasado con socialistas y otros nacionalistas.
La sociedad vasca «no quiere aventuras», «por eso preferiría una etapa de alianzas en la que el PNV y el PSE se entendiesen», explica Francisco José Llera, director del equipo vasco de estudios de opinión Euskobarómetro, que señala que «el PNV ha dejado de ser un «seguro de vida»».
Andrés Urrutia, presidente de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca, cree sin embargo que «una parte importante del electorado (…) lamentaría profundamente» la salida del PNV del gobierno, ya que «es un eje central en la articulación del país».
Pero «30 años de control omnímodo por el nacionalismo han generado una red clientelar muy sólida y difícil de desmontar», apunta Llera.
«Hay mucha gente en el País Vasco que vive directamente del poder nacionalista», coincide Carlos Martínez Gorriarán, profesor de filosofía de la Universidad del País Vasco y fundador del partido antinacionalista UPD.
El PNV «es un partido muy fuerte, con muchísimos recursos», «confundido con la administración», define.
Si gobierna el PSE, lo que dependerá de qué partido logre alianzas, «vamos a definir el marco político de Euskadi con claridad», explica el veterano diputado socialista vasco José María Benegas.
Un gobierno socialista debe «abandonar todo tipo de tentaciones separatistas», en referencia al objetivo de Ibarretxe, ya que «nuestro marco es el estatuto de Gernika», que define la autonomía de la región y que el PSE quiere ampliar, a ejemplo de otras regiones españolas.
Para el partido nacionalista progresista Eusko Alkartasuna (EA), PNV o PSE seguirán «gestionando mejor o peor el estatuto», según la candidata Elisa Sainz de Murieta.
EA aboga por «más autogobierno», que significa «más bienestar»: «Los indicadores económicos señalan que en Euskadi se vive mejor que en el Estado español», recuerda Murieta, en referencia al crecimiento en el País Vasco, que no se ha erosionado tanto como el español.
«El grado de autonomía que tenemos en el País Vasco no lo tiene ningún país de Europa», «Â¿Qué más queremos?», se pregunta Alvaro Videgáin, presidente del Círculo de Empresarios Vascos.
Con un gobierno no nacionalista, la cultura y la lengua vasca no corren peligro, aunque voces no nacionalistas denuncian que «se ha utilizado el euskera (lengua vasca) como un elemento de discriminación» en el empleo público, según Benegas.
«Aquí vivimos muy bien», «a la gente le comen mucho el tarro (la cabeza) con el tema del terrorismo», pero «el día a día de aquí es muy tranquilo», resumen Jone y Marian, dos bilbaínas, en alusión a la violencia de la organización armada ETA, que ha matado a 825 personas en 40 años para defender la independencia del País Vasco.