Una grupo de expertos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) comenzó el lunes a inspeccionar y evaluar los posibles daños que un terremoto de gran intensidad causó el pasado mes en la principal central nuclear del país.
La delegación, compuesta por seis miembros, examinará si los siete reactores de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, en la prefectura de Niigata, se cerraron de forma segura cuando el pasado 16 de julio tuvo lugar el terremoto, de 6,8 grados de intensidad.
El grupo de expertos, encabezado por Philippe Jamet, director de la División de Seguridad de Instalaciones Nucleares de la AIEA, analizará también los bajos niveles de material radiactivo que han podido filtrarse en el aire y agua de la central.
La inspección se produce a petición de Japón y las autoridades esperan que las conclusiones de la misma disipen los temores de la opinión pública en torno a la seguridad nuclear en el país.
Se espera que el grupo de inspectores realice un estudio durante cuatro días antes de regresar el viernes a Tokio, donde será recibido por las autoridades niponas competentes.
La que constituye la mayor central nuclear en términos de capacidad de producción ha permanecido cerrada desde que tuvo lugar el terremoto, que ocasionó fugas de material radiactivo, entre otros problemas.
La oponión pública nipona ha expresado su preocupación por la seguridad de las centrales nucleares del país, situado en una de las zonas de mayor actividad sísmica del planeta y donde el 30 por ciento de la energía proviene de reactores nucleares.