El 14 de enero, después de un proceso de transición prolongado, las nuevas autoridades de Gobierno asumieron sus cargos y como consecuencia la responsabilidad de dirigir los destinos de Guatemala.
El inicio de un nuevo gobierno presupone un cambio en la vida nacional y genera una serie de expectativas en la población, mismas que se esperaría pudieran vislumbrarse desde el primer discurso oficial, que como Presidente de la República hiciera el ingeniero ílvaro Colom. A lo largo de la campaña, Colom ofreció desarrollar programas que permitieran la gobernabilidad, productividad, solidaridad y regionalidad del país. En su primer discurso lo volvió a reiterar, generando coincidencias entre su plan de gobierno y sus primeras acciones.
En ese marco, el compromiso asumido por el nuevo mandatario de que dará prioridad a la gente pobre, los indígenas y los pequeños y medianos productores, a las mujeres, niñez, juventud, ancianos y discapacitados, entre otros, genera una gran expectativa; sin embargo, el beneficio de la duda está dado y ahora corresponde a las nuevas autoridades cumplir todo lo que han planteado, hacer coherente los postulados generales de la Socialemocracia con una verdadera separación de poderes, el respeto a la pluralidad política, ideológica y religiosa y el papel del Estado con relación al mercado. La interrogante estriba en si todos los funcionarios que han sido nombrados como los encargados de implementar las políticas, programas y planes de gobierno comparten los ideales de Colom, ya que al menos en la conformación del gabinete esto no se ha evidenciado.