Ahora se visten de primera comunión


Oscar-Clemente-Marroquin

Ayer se presentaron públicamente los diputados que ofrecen ser no sólo opositores sino fiscalizadores del nuevo gobierno. A los seguidores de los que manejaron los negocios en los gobiernos de Colom y Berger, se suma la diputada Nineth Montenegro, sin duda invitada para que pusiera vestido de primera comunión a los discí­pulos de Alejos y Canela, pero dada la imposibilidad de esa tarea, es la diputada Montenegro la que se termina poniendo no sólo una corbata morada, como el color de la conciencia de los que se aprovecharon de los dineros del Estado, sino que el mismo traje de Alí­ Babá que es tan propio de nuestra clase polí­tica.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


Quienes realmente manejan a las bancadas que ayer se unieron fueron los que dirigieron los negocios para cumplirle a los financistas en los gobiernos de Oscar Berger y de ílvaro Colom. Roberto González y Gustavo Alejos tuvieron el significativo papel en ambas administraciones de velar por intereses generados durante la campaña polí­tica y por lo tanto puede y debe considerarse el paralelismo en la función de ambos. Y ellos son los que dirigirán dos fuerzas polí­ticas en el Congreso, la del partido Creo que representa precisamente esos intereses del bergeí­smo, y la de quienes se apartaron de la UNE para operar bajo la conducción de Roberto Alejos Cámbara, hermano de Gustavo.

Si quisieran fiscalizar tendrí­an que empezar por asumir públicamente la explicación de lo que tan bien saben, es decir, cómo es que se mueve la melcocha en las altas esferas del gobierno y cuán secuestrada está la institucionalidad democrática por los compromisos que se tienen que cumplir con los financistas cuando alguien llega al poder. Pocos saben con tanto detalle ese rito que se repite cada cuatro años con poderosos grupos y sectores como quienes son los dirigentes reales de esas formaciones polí­ticas que con o sin personerí­a jurí­dica, están ya empezando a calentar motores para dentro de cuatro años.

Yo creo que la fiscalización y el control que se pueda hacer al futuro gobierno es saludable y necesaria porque, aunque hubiera buena intención y decisión de luchar contra la corrupción, lo cual está por verse, siempre es indispensable tener en el Congreso una actitud vigilante para controlar la calidad del gasto. Creo que la diputada Montenegro lo intentó bien en esta legislatura, pero su alianza ahora con los que han sido parte del juego más destructor de la democracia en el paí­s es una mancha irreparable para ella porque no puede uno ser garante de la transparencia con tales alianzas en las que hay tanta podredumbre como pecado original.

Bien dice el dicho que es mejor andar solo que mal acompañado, puesto que si bien una golondrina no hace verano, en este perí­odo se pudo ver que el trabajo solitario de una diputada rindió frutos para escudriñar la forma en que se abusó de las transferencias en el presupuesto, sacando plata de carteras que ya viven a tres menos cuartillo para trasladarla, con ese eufemismo pendejo de los “espacios presupuestarios” a los rubros directamente controlados por la doña, por quien ejerció el poder más absoluto que se haya vivido en Guatemala desde, por lo menos, los tiempos de Arzú.

Pero hará falta autoridad moral para hacer lo mismo cuando uno está rodeado de quienes fueron los que se encargaron de honrar los compromisos con los financistas y quienes ya demostraron que el erario está al servicio de oscuros intereses con los que hay que cumplir porque fueron los que pusieron el pisto para sufragar los enormes gastos de campaña. Eso es lo que constituye el grueso del saqueo del erario y es mucho más que lo que se clavan aquellos que dan los gavetazos que a lo mejor son más escandalosos, pero no tan masivos como los “negocios” hechos a la sombra del poder.