Ahora resulta que tampoco el DPI es confiable


francisco-caceres

Cada día que pasa los guatemaltecos recibimos informaciones que nos conducen a dudar de todo aquello en donde los políticos hayan metido sus manos. No hace mucho, se hablaba de la falta de credibilidad de la Cédula de Vecindad, como se hizo en su tiempo de la Cédula de Ciudadanía. Y no contentos con ello seguimos oyendo hablar barbaridades de los pasaportes, de las constancias de antecedentes penales o policíacos, en fin que toda aquella documentación emitida por entidades oficiales o privadas contratadas para el efecto, en cualquier momento nos sorprenden con su falsificación, alteración y hasta de la imperiosa necesidad de volver a tramitar uno nuevo.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Pues ahora resulta que el Documento Personal de Identificación –DPI– también es un documento vulnerable, que han metido presos a varios ex trabajadores del RENAP y el mismo director ejecutivo de esa entidad, quien  desde su primera designación ha dado mucho que hablar por su falta de idoneidad y capacidad, ahora tranquilamente nos asegura que “no se puede evitar la falsificación”. Así de fácil. Como que si a los ciudadanos no les haya costado un bigote conseguir esa tarjetita y que sus contribuciones e impuestos, por muchos millones de quetzales hayan sido distraídos de asuntos vitales para hacer sinnúmero de contrataciones, como en viajes por todo el mundo de capacitación y entrenamiento a innumerable cantidad de directores, funcionarios y empleados.

¿Es que nuestros políticos nada pueden hacer bien? ¿Será indispensable que tenga que venir gente de afuera para decirnos cómo hacer hasta para emitir una tarjeta de identificación, cuando hace ya muchísimos años, eso mismo vienen haciendo otros países sin mayores problemas? Claro, es comprensible que todo lo hecho o creado hasta el momento sea susceptible de mejora, de innovaciones o de garantizar cada vez más su seguridad y validez pero de eso, a que se hayan tenido que presentar 751 denuncias ante el Ministerio Público por falsedad material, ideológica y uso de documentos falsificados para su emisión porque ¿no ha habido nadie que pueda auditar, verificar o supervisar su trabajo como Dios manda?

Cuando se empezó a hablar de la tarjeta de identificación se nos prometió una verdadera maravilla. Recuerdo bien que se aseguró serviría para todo. Que un solo número sería útil para pagar impuestos, de identificación  en cualquier emergencia y que hasta cuando nuestros restos llegaran al camposanto tendríamos que tenerla a mano porque en cualquier momento la pedirían. ¡Pamplinas! Ahora, aparte de volverse a dudar de su validez y de ser vulnerable, el mentado NIT no hay modo que se deje de lado; el número de la licencia para conducir vehículo automotor no coincide con el del DPI, como no se ha “metido en línea” empleando el leguaje tecnológico, para que sea real, práctico y útil en todo sentido. Termino preguntando: ¿iremos a poder ejercer nuestro voto con el DPI?