Los iraníes acudirán a las urnas el próximo viernes para participar en unos comicios, municipales y para la Asamblea de Expertos, que en la práctica serán un primer test de la popularidad del presidente Mahmud Ahmadinejad después de su elección, en 2005.
Ambos comicios son muy diferentes, pues el primero servirá para integrar concejos municipales y el segundo la asamblea que supervisa la actividad del guía supremo de la revolución islámica.
Sin embargo, sus resultados darán una idea del estado en que se encuentra el movimiento conservador que llevó al poder a Ahmadinejad.
El resultado de las municipales será en particular muy observado, ya que la victoria de los conservadores en esos comicios, en 2003, fue el preludio de su triunfo en las legislativas de 2004 y luego en las presidenciales.
Al haber evidenciado los iraníes, en las presidenciales, un índice de participación más bien bajo a nivel nacional, menos de 50%, el grado de su interés por las urnas será un factor clave de los resultados.
Actualmente en Irán no hay sondeos de opinión o de intenciones de voto confiables, por lo que nadie se arriesga a predecir resultados.
Aunque la crisis en la que Irán se enfrenta a la comunidad internacional por su programa nuclear aparece con regularidad de la prensa, el debate está dominado por las cuestiones nacionales y locales.
Durante los últimos meses, Ahmadinejad ha realizado numerosas giras por el interior, pronunciando discursos populistas en los que se mezclan la retórica religiosa, los ataques a Occidente y las advertencias sobre la cuestión nuclear, pero sobre todo prometiendo solucionar los problemas locales.
La economía es una de las principales preocupaciones de un electorado confrontado a la inflación, el desempleo de los jóvenes y a un crecimiento basado casi exclusivamente en el auge de los ingresos petroleros.
En septiembre, el alza de los precios de bienes de primera necesidad llevó al guía supremo, el ayatolá Ali Jamenei, a amonestar al gobierno.
Lo que está en juego en la elección de la Asamblea de Expertos, integrada por especialistas en derecho religioso, parece menos importante, pero allí también se enfrentarán las corrientes pragmática o moderada y la conservadora.
La primera está representada por el ex presidente Akbar Hachemi Rafsandjani y la segunda por el ayatolá Mohammad Taqhi Mesbah Yazdi, un reputado religioso allegado al actual presidente.
Sea cual fuere el resultado, la Asamblea se mantendrá como un órgano dominado por los conservadores, fieles aliados del ayatolá Jamenei.
Ambos comicios serán un test sobre la capacidad de los reformistas a recuperarse tras las derrotas electorales que sufrieron luego de la reelección a la presidencia de su líder, Mohammad Jatami, en 2001.
Los reformistas, incapaces de unirse tras un solo candidato y afectados por la desmovilización de su electorado, sufrieron una humillante derrota en las presidenciales de 2005.
Esta vez han logrado elaborar listas únicas para las municipales en la capital y en las grandes ciudades, a diferencia de los conservadores, aunque su eventual triunfo constituiría una verdadera sorpresa.