¡Ah!, sublime Taiwán


Grecia Aguilera

Por su sorprendente belleza esmeralda, originalmente a Taiwán se le llamó «Ilha Formosa», es decir isla hermosa. En la actualidad sigue siendo espléndida, agrí­cola, tecnológica, centro de importantes negocios para la economí­a y comercio mundiales. La isla es multicultural, porque en ella habitan personas chinas, malayo-polinesias, japonesas y occidentales, quienes han creado una sociedad generosa, pluralista y tolerante, capaz de asimilar y entender a las demás civilizaciones del mundo. El intenso crecimiento económico del pueblo de Taiwán lo ha convertido de beneficiario de ayuda extranjera a benefactor mundial, esto último con acento para los paí­ses menos desarrollados. Con motivo de la celebración del Año Nuevo Lunar, la Embajada de la República de China (Taiwán) exhibe desde el 20 de febrero al sábado 20 de marzo de 2010, en el Convento de Capuchinas de La Antigua Guatemala, la exposición fotográfica «Sublime Taiwán», en la que han quedado documentados el encanto, desarrollo y cultura de la isla de jade. La muestra está dividida en cuatro series de fotografí­as captadas por los artistas Chen Chih-hsiung, «Ritmos de la naturaleza y humanidad»; Liu Chen-hsiang, «Fiesta celestial de las artes dramáticas»; Huang Ting-sheng, «Integrando lo mundano y lo celestial» y Chi Po-lin, «Una visión elevada del Taiwán natural». Menciono de Chen Chih-hsiung, la foto «Hogar del mejor arroz orgánico», bellí­simo paisaje de flores de colza que cubren cien kilómetros del Valle de la Hendidura Oriental; al fondo se observa el paso de un tren en toda su extensión. Las diminutas florecillas me inspiran los siguientes versos: «Dorado matiz áureo/ cómplices verdes/ del etéreo celaje azul.» Me cautivó «Tierra montañosa mí­stica», cubierta por el amanecer reflejado en intensas tonalidades de color púrpura, lila o rosa-violáceo: el Lago del Sol y la Luna tranquiliza el alma. Liu Chen-hsiang, en «Manteniendo el ritmo cósmico», presenta al grupo de Danzas Modernas de Taipei quienes acoplan sus cuerpos a la naturaleza: son péndulo, horas, minutos y segundos ante el Cielo y la Tierra. En «Serenidad mental» logra la fusión del espí­ritu y el ser con la realidad de la vida cotidiana. Me encanta «Entretenimiento para los dioses», imagen que capta el teatro viajero de tí­teres de mano, que no solamente divierte a los seres humanos, sino también a los dioses. Huang Ting-sheng plasmó en la foto «Rezando por la buena suerte», las bendiciones que imploran los miembros de la comunidad indí­gena de Paiwan, en la Ceremonia del Poste de Bambú. El artista Chi Po-lin, presenta en sus instantáneas un recorrido aéreo sobre Taiwán, mostrando en «Tocando el cielo», el espí­ritu cosmopolita de la Ciudad de Taipei, el cual se hace evidente más allá del imponente rascacielos nominado «Taipei 101». Esta mega-construcción del siglo XXI me inspiró el poema titulado «La pagoda» que manifiesta lo siguiente: «Bordada de celajes/ surge en la ciudad/ de Oriente/ como regia morada/ hacia el firmamento/ desafiando el horizonte/ el templo más hermoso/ mansión de oro y jade/ pagoda de mi tiempo./ Mansión forjada/ del tesoro natural/ culminación y sí­ntesis/ de un palacio imperial./ Song Yue/ reencarna en su estancia/ dibuja con su lengua/ un dragón en sus murallas/ pinta con su cuerpo/ escrituras muy antiguas/ envejecerá la tierra/ con lágrimas en sus mejillas./ Mece el péndulo/ el hada de loto/ lleva el compás de la vida/ en constante frenesí­/ balancea la esfera/ la existencia en abanicos/ maduran los frutos/ de un viviente tapiz./ Materia ligera/ ante el abismo/ surge firme/ de raí­ces de cerezos/ espejo de China/ metrópoli fugaz/ maquillada/ de megawatts/ imitando el fulgor/ de las estrellas.»