Afganistán


El gobernador de la provincia afgana de Logar, al sur de Kabul, Abdulá Wardak, murió el sábado en un atentado con bomba, atribuido a los talibanes, que siete años después de su derrocamiento multiplican los ataques en el paí­s, según las autoridades.


El gobernador, su chofer y dos guardaespaldas murieron en una explosión provocada a distancia en una carretera, cerca de su domicilio de Paghman, a unos veinte kilómetros al oeste de Kabul, según el general Alishah Paktiawal, responsable de la investigación.

«Es obra de los terroristas que quieren la muerte del pueblo afgano», estimó el general.

Un portavoz del ministerio del interior atribuyó el ataque a «los enemigos de Afganistán», expresión utilizada para designar a los talibanes.

El auto blindado del gobernador fue destruido por la explosión provocada tras el paso de un primer vehí­culo que lo acompañaba.

Ex comandante de los mujaidines (combatientes islámicos) durante la ocupación soviética y ex-ministro del gobierno del presidente Hamid Karzai, Abdulá Wardak es el primer gobernador muerto desde el asesinato en septiembre de 2006 del responsable de la provincia de Paktia, Hakim Taniwal.

Este atentado subraya el recrudecimiento de la violencia en Afganistán donde más de 200 soldados de la coalición internacional liderada por Estados Unidos fueron muertos desde principio de año.

El viernes un soldado británico fue muerto en el sur del paí­s donde los incidentes armados con los talibanes son diarios.

El mismo viernes varias decenas de talibanes atacaron la escolta de un convoy logí­stico de la coalición internacional en el oeste del paí­s, dejando cinco muertos entre los agentes de seguridad y perdiendo a diez de los suyos, según las autoridades.

El almirante Michael Mullen, el oficial de Estados Unidos de más alta graduación, reconoció la semana pasada ante una comisión del Congreso que la coalición encontraba serias dificultades para hacer frente a la situación.

«No creo que estemos ganando en Afganistán, pero estoy seguro que lo podemos hacer», afirmó.

El secretario de Defensa, Robert Gates, estimó por su parte durante la misma audiencia ante los senadores, que la insurrección de los talibanes se estaba ampliando en Afganistán.

«La inseguridad va a persistir mientras no se les retire a los insurgentes sus bases de retaguardia en Pakistán», agregó.

El ministro australiano de defensa, Joel Fitzgibbon, por su parte, criticó los pocos avances de la coalición en Afganistán, expresando el temor de que la opinión pública de su paí­s deje de apoyar su participación en la guerra en ese paí­s.

«Los avances en Afganistán son realmente demasiado lentos», afirmó el ministro el jueves en la televisión.