Un producto comúnmente usado en cirugías para tratar la incontinencia y otros problemas de salud entre las mujeres conlleva mucho más complicaciones de lo que se suponía anteriormente y probablemente expone a las pacientes a riesgos innecesarios, advirtieron ayer funcionarios estadounidenses de la salud.
WASHINGTON / Agencia AP
Las mujeres a quienes se le implanta una malla quirúrgica para brindar apoyo a sus órganos reproductivos corren más riesgos de dolor, hemorragia e infección que las mujeres que se someten a una cirugía tradicional con puntos de sutura, informó la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
«El beneficio adicional de usar la malla no es evidente, pero ciertamente parece haber un riesgo adicional», dijo el doctor William Maisel, el científico en jefe de la FDA.
Más de medio millón de mujeres al año son intervenidas por el colapso de órganos pélvicos, conocido como prolapso, o por incontinencia, aunque no todas las cirugías involucran una malla.
Unas 75 mil mujeres fueron sometidas a operaciones con una malla introducida por la vagina para atenderles un prolapso y más de 200 mil mujeres fueron sometidas al mismo procedimiento por incontinencia.
Un procedimiento menos común introduce la malla a través del abdomen y la FDA dijo que esa técnica significa mucho menos complicaciones.
Entre 2008 y 2010, la agencia recibió más de 1 mil 500 reportes de complicaciones entre mujeres que se sometieron a una cirugía con malla por un prolapso vaginal, un incremento de 500% frente a los tres años anteriores. Hubo menos complicaciones entre los pacientes de incontinencia.
La advertencia emitida el miércoles es pertinente solamente para el uso de la malla durante cirugías para prolapso. La FDA está revisando también el uso de la malla para la incontinencia, pero los efectos secundarios no han sido tan frecuentes en esas operaciones.
Los médicos que realizan esas operaciones dicen que se utiliza menos malla, una posible razón de porqué hay menos complicaciones.
En una mea culpa inusual, los científicos de la FDA reconocieron que la agencia se equivocó cuando emitió un aviso público en 2008 asegurando que los problemas con las mallas eran inusuales.