¿Adivinando el futuro?


¡BASTA, la violencia NO puede dominarnos! Las metas del milenio para 2015 han sido pospuestas hasta el 2021. Si antes se dificultaba saber cómo actuar para alcanzarlas, ahora es más difí­cil saber cómo cumplirlas a 11 años plazo. Se ha visto que la administración del quehacer público ha sido a corto plazo, los cuatro años del gobierno elegido. Es mucho esperar que haya una administración anticipatoria para saber cómo satisfacer las necesidades y demandas de los miembros de la sociedad.

Raymond J. Wennier

Es como si esta administración está adivinando el futuro. Sobre el estudio del futuro siempre ha existido gente muy escéptica. Piensan que un grupo de personas están sentadas en un cuarto, con luces bajas, alrededor de una mesa redonda y una bola mágica en el centro. Luego de un perí­odo de meditación empiezan a fluir los chispazos. En realidad sí­ existe este grupo, pero no está tratando de adivinar lo que va a suceder en el futuro sino en visualizar las tendencias en las diferentes áreas contempladas como esenciales para la sociedad, como la economí­a, la educación, la población, la sociedad, la familia y la brecha generacional, puestos de trabajo, y la fuerza laboral. Además, las tendencias en energí­a, el ambiente, tecnologí­a, administración, instituciones y terrorismo. El estudio del futuro es tanto un arte como una ciencia. Ciencia porque tenemos que usar metodologí­as de investigación e instrumentos que nos ayudan a proyectar nuestros escenarios hacia el futuro y probar sus posibilidades.

Arte porque tenemos que imaginar, visualizar, intuir y usar nuestra creatividad e iniciativa para responder a los interrogantes de ¿Qué es probable? ¿Qué es posible? ¿Qué es deseable? ¿Qué escenarios dificultosos se van a presentar dentro de 20 ó 30 años que ameriten actuar ahora para estar preparados a atenderlos? Apuesto a que si se hiciera una encuesta, en Guatemala, sobre qué eventos van a ocurrir en el futuro, la gente de todos los estratos sociales responderí­a con eventos que serán más negativos que positivos y no se incluyen ellos mismos en esos eventos del futuro.

La gente no cree que ellos en ese futuro serán actores esenciales y mucho menos imaginan asumir responsabilidad en esos eventos futuros. Ahora, enfatizo el área educativa con una cita de Alvin Toffler, «Toda educación brota de alguna imagen del futuro. Si la imagen del futuro de una sociedad es errada, su sistema de educación defraudará a su juventud». Es por esa visión errada que las metas del milenio en educación, están pensadas para cuatro años, once ahora. Dirí­a que hay que pensar por lo menos a 20 años adelante para estar bien preparados. De nuevo, es una administración anticipatoria la que necesitamos, con gente capaz de enseñar el camino de cómo se debe hacer la preparación para ese futuro educativo en Guatemala. Tenemos que conceptualizar la educación para el siglo XXI, más que contenidos a aprender, cómo se hace continua, universal, de la cuna a la tumba, orientada hacia la comunidad mundial tecnológica, con valores y principios bien cimentados. La nueva meta de la educación es preparar a los alumnos a pensar crí­ticamente, sacar la potencialidad de cada alumno y en cada sitio sin que importe su localización y así­ ayudar a que los alumnos sean personas inteligentes, más que en el conocimiento de contenidos, capaces de escoger entre alternativas y decidir ejecutar acciones sobre soluciones viables. Para eso, los alumnos tienen que practicar en el contexto de 1. Definir el problema. 2.

Trabajar con data e información amplia. 3. Experimentar con las alternativas y 4. Tomar una decisión. Educadores por muchos años han enseñado a los alumnos como ser expertos en solucionar problemas académicos fuera de contexto, con una respuesta única aprendida de memoria y por lo tanto, los alumnos no pueden ver los problemas sociales para preverlos y mucho menos evitarlos. Tenemos que cambiar esa mentalidad y forma de trabajar con los alumnos. Hace muchos años, el futurólogo Harold Shane, entrevistó a 82 futuristas del mundo sobre la educación en el futuro y les preguntó: ¿Qué crisis habrá? Las respuestas fueron las siguientes: 1. Habrá una brecha entre la autoridad y la población. Eso significa que habrá pérdida de credibilidad. 2. Las instituciones estarán sobrecargadas.

Tendrán más tareas que antes. 3. No habrá consenso sobre lo que es calidad de vida en las áreas socio-económicas y polí­tica. 4. Habrá una crisis de valores entre lo correcto y lo incorrecto. 5. La tecnologí­a causará cambios en el estilo de vida. 6. Habrá crisis de comunicación, diálogo e interacción tratando de contrarrestar la fuerza bruta. Estas conclusiones las publicó Shane en 1972, hace 38 años. ¿Cuáles serán las crisis a afrontar en el futuro inmediato, los próximos 20 años por lo menos? Creo que la imagen que los jóvenes tengan de su papel en el futuro, es necesaria. Las instituciones educativas están obligadas a ayudarles en esa búsqueda. ¿Qué piensa de Guatemala en el 2010?