Adiós multitudinario a Néstor Kirchner


Miles de argentinos acompañaron el cortejo fúnebre de Néstor Kirchner, mientras se conducí­a hacia las afueras de Buenos Aires. FOTO LA HORA: AFP JUAN MABROMATA

Los restos del ex presidente y lí­der peronista Néstor Kirchner, cuya muerte dejó un vací­o de poder en Argentina, eran sepultados el viernes en su natal Rí­o Gallegos (sur), tras el adiós de una multitud que formó filas de dos km durante 26 horas de velatorio.


La despedida de los restos de Kirchner tuvo una convocatoria masiva. FOTO LA HORA: AFP DANIEL GARCIA

«Â¡Volverás y serás millones!», gritaban y escribí­an el viernes sus partidarios en las banderas celestes y blancas, al reflotar una histórica frase de Evita Perón, a la vez que le pedí­an ¡Fuerza! a la viuda, la presidenta Cristina Kirchner, cuya fortaleza será puesta a prueba.

Al finalizar las honras fúnebres en la capilla ardiente del Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada, la mandataria encabezó hasta al Aeroparque un cortejo de vehí­culos, a cuyo paso millares de personas agitaban banderas, cantaban, lloraban y arrojaban flores.

El avión con el féretro y la comitiva oficial partió a las 14H44 locales (17h44 GMT) rumbo a Rí­o Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, donde se realizaba el funeral en un cementerio comunal.

«Â¡Néstor no se murió, Néstor no se murió, vive en los corazones de nuestro pueblo trabajador!», coreó la muchedumbre sin pausa en un fenómeno polí­tico cargado de sentimiento que por su masividad revivió las exequias de Evita en 1952 y las del tres veces presidente Juan Perón en 1974.

La muerte de Kirchner a los 60 años de una crisis cardí­aca en la residencia matrimonial de El Calafate, en el extremo austral de la nación, provocó un resurgir de la mí­stica justicialista con el desfile de centenares de miles de hombres, mujeres y niños por el centro de Buenos Aires y la Plaza de Mayo.

La Presidenta, quien perdió a su compañero de militancia de toda la vida y a su pareja cogobernante de hecho, recibió expresiones de pesar y solidaridad también de una pléyade de mandatarios latinoamericanos, e incluso este viernes del ex presidente español Felipe González.

Por la capilla ardiente pasaron los mandatarios de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez; Paraguay, Fernando Lugo; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa; Chile, Sebastián Piñera; Uruguay, José Mujica, y Colombia, Juan Manuel Santos.

Al perder a su mayor estratega, el oficialismo vive horas de incertidumbre en Argentina, pero el principal sostén polí­tico del Gobierno, la central obrera CGT, renovó su respaldo, al afirmar su lí­der, Hugo Moyano, que «después de Perón y Eva viene Néstor Kirchner».

Pero a pesar del duelo nacional y el respeto que provoca la muerte, los activistas cantaron sin pausa, dí­a y noche, un estribillo contra Julio Cobos, quien hace dos años pasó a la oposición sin renunciar a la vicepresidencia, desde donde opera su candidatura presidencial para 2011.

«Â¡Andate Cobos, sos un traidor!», bramaba la multitud contra el polí­tico de la socialdemócrata Unión Cí­vica Radical (UCR) que vota leyes en contra del Gobierno cuando hay paridad en el Senado, cámara que preside.

La Presidenta se perfila como candidata natural del kirchnerismo para 2011, afirmó el canciller Héctor Timerman, pero analistas consideran que deberá lidiar con una reestructuración de Gabinete y una recomposición de fuerzas.

La economí­a creció a toda vela desde 2003, al asumir su marido, a un ritmo del 8% anual, salvo la recesión forzosa por el descalabro de la especulación financiera mundial en 2009, aunque el paí­s arrastra una inflación del 25% anual, no reconocida por el Gobierno.

Néstor Kirchner habí­a llegado al poder como emergente de la peor crisis histórica por el colapso de la economí­a tras el neoliberalismo implantado entre 1989 y 2001 por los presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa.

De su gobierno, entre 2003 y 2007, se recuerdan la reforma de la Corte Suprema con juristas de prestigio, los juicios por los crí­menes de la dictadura (1976-1983), la estatización de los fondos privados jubilatorios en crisis, la cancelación de la deuda con el FMI y el arreglo casi total de la deuda en «default».

En cambio, fue criticado por manipular los í­ndices de inflación y por rasgos autoritarios que despertaron odios a diestra y siniestra, incluso en sectores peronistas, además de enfrentarse con corporaciones mediáticas.

Irascible y temperamental, confrontó con la Iglesia Católica y las patronales de agricultores, que combatieron a su esposa con la mayor huelga histórica del campo contra los impuestos a las exportaciones.

Dejó el mando con una popularidad de más de 60%, pero la oposición reclama reabrir la causa judicial que investigaba el aumento de un 700% en la fortuna amasada por los Kirchner desde 2003.