El ejército estadounidense ha sido acusado de matar, al menos, a 10 civiles, entre ellos varias mujeres y niños, durante el ataque con helicópteros que se llevó a cabo este viernes de madrugada contra un barrio del sudoeste de Bagdad, según fuentes iraquíes.
Este incidente se produce en un momento de especial hostilidad iraquí contra las tropas extranjeras, sobre todo tras el episodio de Blackwater del pasado 16 de septiembre y de un ataque aéreo, similar al de este viernes, ocurrido el martes.
Según una fuente anónima del ministerio iraquí del Interior, helicópteros estadounidense atacaron a las 02H00 locales (22H00 GMT) un inmueble del barrio de Al-Saha, de mayoría sunita, al suroeste de Bagdad.
«Ignoramos totalmente las razones de este ataque», aseguró la misma fuente a preguntas de la AFP.
Según una fuente en el hospital al Yarmuk, el centro médico más importante del oeste de la capital, 13 cadáveres -dos mujeres, cuatro niños y siete hombres- fueron evacuados después del ataque. Once heridos también fueron transportados a este hospital.
Según el oficial iraquí Hamid al-Lami, el objetivo del ataque estadounidense era acabar con responsables de la rama de Al Qaida en Irak. Una de las casas atacadas fue la de uno de los responsables de la red, Dahham Kazem al-Janabi, que ha logrado huir.
Las víctimas del ataque podrían ser familiares de al-Janabi.
El jueves el ejército estadounidense anunció la apertura de una investigación sobre la muerte de nueve civiles -cuatro mujeres y cinco niños- el martes en la localidad de Babahani, al sur de Bagdad, cuando soldados estadounidenses operaban en la zona con medios terrestres y aéreos.
El mando estadounidense en Irak informa regularmente de la apertura de investigaciones tras incidentes que causan muertes civiles, pero los resultados de estas investigaciones raramente se hacen públicos.
Se desconocen, por ejemplo, las circunstancias que rodearon el tiroteo en el que se vio implicada la empresa de seguridad privada Blackwater el pasado 16 de septiembre y en el que murieron una decena de personas.
Sobre este asunto, una comisión conjunta de Estados Unidos e Irak «se prepara» simplemente para reunirse en Bagdad, anunció el ejército estadounidense sin dar fechas.
El caso Blackwater indignó a los dirigentes iraquíes, quienes suspendieron las actividades de la compañía, amenazaron con llevar a sus responsables ante los tribunales iraquíes y anunciaron una revisión de las actividades de las compañías de seguridad extranjeras.
Sin embargo, dos semanas después del suceso no se han tomado medidas concretas y Blackwater sigue operando en Irak.
Por otro lado, el ejército estadounidense anunció este viernes la detención de tres responsables del aeropuerto internacional de Bagdad sospechosos de preparar atentados y de querer «secuestrar miembros de fuerzas de seguridad iraquíes y civiles inocentes».