Francia, Alemania y Gran Bretaña pidieron que la Conferencia sobre Afganistán que quieren celebrar antes de fines de 2009, fije «nuevos objetivos» a ese país en materia de gobernanza, seguridad y desarrollo, en una carta conjunta enviada al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
«Juntos, deberemos establecer nuevas perspectivas y nuevos objetivos en materia de gobernanza, estado de derecho, seguridad y desarrollo económico y social en Afganistán, incluidos los temas transversales necesarios», afirmaron en una misiva publicada hoy la canciller alemana Angela Merkel, su homólogo británico Gordon Brown y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Los tres dirigentes europeos quieren que la Conferencia defina «nuevos criterios y objetivos temporales» para la transición.
Se tratará de «precisar qué esperamos de los afganos en materia de responsabilidades y de una visión clara de su transferencia progresiva, allí donde sea posible», explicaron.
Desde esa perspectiva, los tres líderes quieren examinar «cómo acelerar, aumentar y mejorar la calidad de la formación de las fuerzas de seguridad afganas y cómo crear las mejores condiciones locales».
La Conferencia será también la ocasión de «reafirmar que estamos junto al pueblo afgano y que estamos comprometidos con el objetivo conjunto de un Afganistán que viva en paz y seguridad y que no vuelva a ser refugio de terroristas», concluyen Merkel, Brown y Sarkozy.
En esta misiva difundida por la presidencia francesa, los tres proponen a Ban Ki-moon que la Conferencia sobre Afganistán se reúna a nivel de ministros bajo la co-presidencia de la ONU, del gobierno afgano y del país anfitrión que aún debe determinarse.
El anuncio de esta Conferencia fue efectuado el domingo por Merkel y Brown en Berlín. El objetivo de la misma es impulsar a los afganos a asumir sus responsabilidades una vez que se instale el nuevo gobierno surgido de las elecciones presidenciales del 20 de agosto pasado.
Según resultados parciales, el presidente saliente Hamid Karzai lideraba los resultados con el 54,1% de los votos contra el 28,3% de su principal rival, Abdulá Abdulá, mientras crecen las sospechas de fraude.