Acuerdo podrí­a ser ilusorio


Llegar a un acuerdo con los talibanes «moderados» en Afganistán es un objetivo que va haciendo camino en el espí­ritu de los dirigentes occidentales, pero la debilidad del gobierno de Kabul y el fortalecimiento de los rebeldes no van en ese sentido, según expertos.


La idea, evocada por el presidente estadounidense Barack Obama el fin de semana último en una entrevista y que circula entre los gobiernos de los paí­ses miembros de la OTAN, consiste en debilitar la rebelión en Afganistán entablando negociaciones de paz con los talibanes menos extremistas.

Semejante enfoque se inspira en el conflicto iraquí­, donde las fuerzas estadounidenses llegaron a un acuerdo con milicias sunitas y explotaron el resentimiento de la población para con los brutales métodos de Al Qaeda.

Pero las condiciones son muy diferentes en Afganistán, donde el conflicto dura desde hace más tiempo y donde Estados Unidos se dispone a enviar más tropas, según analistas.

Esta estrategia está «llena de dificultades», advierte Simon Henderson, del grupo de reflexión Washington Institute for Near East Policy.

Los rebeldes, que aumentan su poder y atacan crecientemente a la Policí­a afgana y a objetivos gubernamentales, no tienen ningún interés en llegar a un compromiso con el gobierno de Kabul, cada vez más impotente, destaca este especialista.

A pesar de que un acuerdo es posible, el poder real está en las manos de los lí­deres talibanes más radicales, que actúan desde el vecino Pakistán, fuera del alcance de las fuerzas extranjeras bajo comando norteamericano o de la OTAN, indican los expertos.

La semana última, el molá Omar, uno de los lí­deres talibanes más conocidos, llamó a los rebeldes paquistaní­es a movilizarse para combatir a las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, recuerda Peter Bergen, autor de un libro dedicado a Osama bin Laden. «Esas declaraciones pueden tomarse muy en serio», según él.