Acuerdo para oleoducto


Acuerdo. Representantes de Rusia, Grecia y Bulgaria anunciaron la construcción de un oleoducto.

Moscú diversificará las ví­as de entrega de su petróleo hacia el oeste de Europa, luego de que el presidente ruso Vladimir Putin asistiera hoy a la firma de un acuerdo con los gobiernos griego y búlgaro para la creación de un nuevo oleoducto que irá del mar Negro al mar Egeo.


«El paso que damos hoy no está sólo dictado por los intereses de nuestros paí­ses sino de la economí­a mundial. Se trata de una contribución importante al desarrollo de la energí­a mundial», declaró el presidente ruso poco antes de la firma.

El documento fue suscrito por los ministros de Energí­a de los tres paí­ses, en presencia del lí­der ruso y de los primeros ministros griegos Costas Caramanlis y búlgaro Sergey Stanishev.

Al unir el puerto búlgaro de Bourgas al de Alexandroupolis, en el norte de Grecia, la obra, de una longitud de 280 km, hará posible transportar hacia el oeste de Europa el petróleo del Caspio, evitando los estrechos turcos del Bósforo y de los Dardanelos, que están saturados.

«La posición geográfica de Grecia y de Bulgaria crea nuevas posibilidades para desarrollar ví­as de tránsito de los hidrocarburos rusos hacia los mercados europeos y mundiales», subrayó el lí­der ruso, insistiendo en «la seguridad y la estabilidad» de ese modo de enví­o.

Desde Bruselas, el comisario europeo de Energí­a, Andris Piebalgs, saludó un acuerdo de gran importancia para reducir la contaminación marí­tima.

«Dada la densidad creciente del tráfico marí­timo en el mar Negro y las cantidades suplementarias de petróleo exportadas en la región, es de gran importancia dar prioridad a la alternativa de transporte petrolero por oleoducto», dijo.

En el marco de la carrera geoestratégica en la que compiten rusos y estadounidenses, esta obra permite además a Moscú conservar el control del tránsito de una parte del bruto del Caspio, después de que se inaugurara el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhán, apoyado por Washington, que rodea el territorio ruso.

«Rusia trata actualmente de multiplicar las ví­as de salida de sus hidrocarburos para evitar verse atrapada en caso de crisis con un paí­s de tránsito», comenta Celine Bayou, especialista en cuestiones estratégicas rusas y responsable de la revista en lí­nea «Mirada sobre el Este».

Durante una visita a Grecia antes de la llegada de Putin, el subsecretario de Estado norteamericano para Europa y Euro-Asia, Matthew Bryza, «felicitó» a Atenas y a Sofí­a por su proyecto del oleoducto, al asegurar no tener ninguna reticencia «por el hecho de que los inversores rusos estén implicados».

Pero el enviado especial norteamericano reiteró su advertencia contra una dependencia estratégica total de Grecia y de otros paí­ses europeos respecto de Moscú.

De un coste de unos 900 millones de dólares o unos 709 millones de euros, la construcción del nuevo oleoducto arrancará en principio en 2008.

Su capacidad inicial de 35 millones de toneladas de bruto anuales podrá elevarse a 50 millones de toneladas tras su entrada en servicio, en 2009 ó 2010.

En el seno del consorcio encargado de su gestión y explotación, los rusos poseen el 51% mientras que griegos y búlgaros comparten el 49% restante.

Entre las compañí­as implicadas figuran las rusas Rosneft, Gazprom y Transeft, la búlgara Bulgargaz y las griegas Hellenic Petroleum, Latsis y Petroleum Gas. El gigante estadounidense Chrevron ha mostrado también su interés en el proyecto.

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