Afecta demasiado a quienes viven en municipios circunvecinos a la ciudad capital. Ví­as jurisdiccionales de Mixco, Villa Nueva y Villa Canales son verdaderos atascos, de impacto cardí­aco. Máxime en las horas pico, cuando el problema alcanza gravedad y hace la vida imposible a todo el mundo, sea como sea.

Aún los patojos ahora tan despavilados debido a la estimulación temprana, hacen el diagnóstico situacional. Ellos, igual que el resto poblacional, no exageran, tampoco se equivocan. En el acto la mente atribuye su origen al movimiento vinculado con el detonante navideño, que excede los cálculos estimativos.

Desde la antesala de diciembre se encienden las luces relacionadas a dicha celebración anual. El desmedido movimiento vehicular y el peatonal abarcan calles y avenidas en gran alboroto y estruendo. A causa de motivaciones diversas que en común propenden en lí­nea directa al entusiasmo de mil colores.

Tal situación al filo de la frontera Pascual y de Año Nuevo, tiene el estado de cosas en alarma roja. Más carreras, mayores compromisos familiares y sociales inscriben todo al rojo vivo. Los peatones como romeros enfilan sus pasos hacia el comercio formal e informal, que constituyen el atrayente número uno.

De todos modos y a pesar de la economí­a tambaleante, el dinero circulante apadrina aquel movimiento en mención. El aguinaldo, similar a una cascada es el factor principal concerniente al perfil que ahora se percibe fácil.

Hay que añadir algo que subyace durante esta euforia plural. Los avances galopantes del consumismo ganan espacio, a tí­tulo de vencedor. Apoderado de los ánimos, inclusive quienes son temerosos de gastos suntuarios, participan del jolgorio encandilados de manera considerable y de implicaciones caóticas.

Acerca del gigantesco tránsito endiablado, voceros de la Policí­a Municipal de su homólogo, tocante a ciudad Guatemala y Mixco no hacen mutis por el foro. Al contrario, tienen ya entre manos planes de contingencia. Los cuales toman en cuenta la seguridad y recomendaciones del caso.

En el entendido que evitar mediante medidas valederas los percances automovilistas es su meta. Salvar y proteger la vida humana merece cualquier esfuerzo e inversión que se haga. Los intereses populares jamás deben ser desatendidos, requieran redoblar cuanto sea posible para contener esas tragedias.

Que la prudencia y su par la previsión, tienen que ser como llamada del celular. La idea razonable que conductores los esperan los suyos es el motivante mayúsculo. Otro tanto muy semejante es referente también para el sector peatonal, convertido en hormigueros humanos.

La debida respuesta, lo mismo que el comportamiento consciente, se espera con ansiedad manifiesta. El respeto mutuo es el elí­xir capaz de cambiar el panorama. Para Navidad y Año Nuevo feliz, todos tenemos el compromiso de colaborar, asunto que no significa pedir peras al olmo.