Tratando de calmar el furor generado por los programas de vigilancia, el presidente Barack Obama dijo que que ordenará cambios en la recolección masiva de datos telefónicos, los que pondrán fin al programa «tal como existe».
Asimismo ordenó a las agencias de inteligencia de EEUU detener el espionaje a líderes internacionales amigos. Sin embargo Obama defendió los programas diciendo que han logrado un país más seguro y que considera que la NSA no cometió intencionalmente abusos de intimidad.
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