Calles destruidas, tristeza y casas en escombros son algunas de las consecuencias del sismo de 7.2 en escala de Ritcher ocurrido el miércoles en Guatemala y que afectó principalmente al Departamento de San Marcos, donde familias lloran la pérdida de sus seres queridos, siguen sin acceso al agua potable y sufren el encarecimiento de los productos de la canasta básica.
San Marcos
Agencia Cerigua
De acuerdo con la información, aún existen comunidades en donde no se ha podido pasar para evaluar los daños, pues hay calles destruidas que impiden el acceso a esos lugares.
Erasmo González, corresponsal de Cerigua en ese departamento, dijo que el fluido eléctrico ya fue restablecido y hay maquinarias ayudando a quitar los escombros, sin embargo existen otras problemáticas que preocupan a la población, entre ellas la falta de acceso al agua potable y el encarecimiento de los productos de subsistencia.
González informó que existe un malestar generalizado en la población marquense, pues los comercios se están aprovechando de la situación que se vive en el lugar y han subido los precios al agua embotellada, verduras y otros alimentos, por lo que han pedido que las autoridades tome el control de los precios.
Según el corresponsal de Cerigua en San Marcos, la falta de agua potable es otro aspecto alarmante; cientos de familias se movilizan a los afluentes de agua más cercanos para poder satisfacer esa necesidad básica.
El periodista informó que en la arenera ya fueron rescatadas las siete personas que estaban soterradas, donde se reportó únicamente un sobreviviente.
Finalmente, González indicó que la ayuda a las personas damnificadas está llegando desde el pasado miércoles, sin embargo esta ha sido insuficiente y se espera que en las próximas horas puedan arribar más camiones a repartir víveres y agua potable.
El presidente de la República, Otto Pérez Molina, dijo en conferencia de prensa que se confirma el fallecimiento de 52 personas, 22 desaparecidas y más de cinco mil damnificados, además hizo un llamado a no transitar por las carreteras, aunque estén ya libres, al menos que sea estrictamente necesario, pues aún están inestables.
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