¿Qué explicación puede haber ante la criminal acción de alguien que lanza una granada en una acera? Ayer, un adolescente con acciones criminales peores que las de cualquier adulto promedio, lanzó ese artefacto explosivo en una banqueta de la zona 18 y provocó la muerte de una mujer, varios heridos y daños materiales de consideración.
Haber causado la muerte de una persona y heridas a varias más sin siquiera saber contra quienes se atentaba, utilizando un método de agresión que es perimetral, aunque sea para amedrentar a posibles víctimas de extorsiones, es un acto de terror que tiene que ser castigado con toda la severidad del caso porque viene a afectar aún más a una sociedad que ya está harta de vivir entre la violencia.
Es indudable que se tiene que reconocer que este es el resultado de miles y miles de jóvenes que se encuentran en riesgo ante la falta de una sociedad que les brinde oportunidades porque encuentra mucho más sencillo dedicarse a las prácticas delictivas que a las lícitas en un país en donde la vida no vale nada y no existen oportunidades reales para la superación del individuo.
Sin embargo, no podemos tolerar que de alguna manera se encuentre justificación para un acto de tal magnitud como el que comentamos hoy, en el que se termina la vida de una mujer que, como Vilma Leticia Paz, encuentra la muerte en una acera de su zona residencial simplemente porque un joven “se atrevió y dispuso” a lanzar una granada de fragmentación como quien avienta una piedra.
El terror se basa en la capacidad de criminales para hacer actos que generen el miedo, el pavor, dentro de la población que se ve afectada por el impacto del hecho. La magnitud, genera mayor eficiencia en propósito de aterrorizar a las personas. Este hecho, habiéndose capturado ya al sospechoso, debe ser un acto en el que la demostración más clara es el del peso de la ley para que, de alguna manera, se mande un mensaje con claridad de castigo a quien cometa o intente cometer un acto similar. Pero tiene que ser la ley la que impere y ninguna forma de limpieza social.
La ciudadanía ya vive con temor por un clima de inseguridad que es complicado. Agregarle lo que este tipo de absurdos hechos pueden significar para la sociedad, es simplemente inaceptable. Lamentamos la muerte de doña Vilma, las heridas de los otros ciudadanos y, esperamos, un proceso y castigo ejemplares para quienes de alguna manera hayan participado en esta criminal “aventura”. Cero tolerancia contra las prácticas del terror.
Minutero:
La extorsión y el terrorismo
terminan siendo lo mismo
pues un pueblo amedrentado
va a parar arrodillado